San Ciriaco era
diácono de la Iglesia romana durante el pontificado de San Marcelo. Recibió
la corona del martirio en Roma, en la persecución de Diocleciano, el 16 de
marzo del año 304.
Largo,
Esmeragdo y otros veinte cristianos padecieron juntos. Sus cuerpos fueron
inhumados, primero, cerca del lugar de su ejecución, sobre la vía
Salaria, por el presbítero Juan. Poco después fueron trasladados junto a una granja perteneciente a la piadosa
Lucina,
en la vía Ostiense, el 8 de agosto.
MEDITACIÓN
SOBRE LO QUE SE DICE
I. Haz servir todas tus palabras a la gloria de Dios.
Nunca hables de ti sin necesidad, ni para bien ni para mal. Hablar mal de
sí es con mucha frecuencia falsa humildad: te censuras a fin de que los
demás te alaben. Tampoco publiques tus virtudes; deja a Dios el cuidado
de manifestarlas: lo hará cuando lo juzgue necesario para su gloria y
para tu bien. Que los otros te alaben, pero tú no hagas tu propio
elogio. (Proverbios) .
II . Nunca hables mal de tu prójimo, no
vituperes ni condenes a nadie; habla favorablemente de todo el mundo. El
malediciente condena las acciones aun más santas; el cristiano caritativo
excusa las acciones que parecen malas, y habla bien de aquellos a quienes
los otros condenan. ¿Por qué fijarte en lo que hay de vicioso en una
persona? ¿Para desacreditarla? ¿Quisieras tú que se te tratase de
manera tan baja?
III. Ten cuidado, sin embargo, de no caer
en el defecto opuesto: no seas complaciente con el vicio, no alabes las
malas acciones. Si careces de la autoridad suficiente como para
reprenderlas sin ambages, condénalas con tu silencio. Evita la adulación
y la baja complacencia. Ama la verdad, y jamás te apartes de ella. Para
seguir estos consejos, habla poco, pesa todas tus palabras. Piensa que tu
lengua es la causa de la mayoría de tus pecados, y que si no la
gobiernas sabiamente -como dice el Apóstol Santiago- no tendrás
piedad ni religión.
La circunspección en nuestras palabras
Orad por la Iglesia.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos
proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la fiesta de vuestros mártires
Santos Ciriaco, Largo y Esmaragdo, haced, por vuestra bondad, que honrando
su nacimiento al cielo, imitemos el valor de que dieron prueba en sus
sufrimientos. Por J. C. N. S. Amén.
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