San Lorenzo, diácono de la Iglesia de Roma, viendo al Papa San
Sixto marchar a la muerte, le dijo con tristeza: "Oh padre mío, ¿adónde
vas sin tu hijo? -No te abandono, respondióle el pontífice, me seguirás
dentro de tres días". En efecto, Lorenzo fue prendido; y como le pidiesen
los tesoros de la Iglesia, llevó ante el tirano a los pobres a quienes se los
había distribuido, diciendo: "He aquí los tesoros de la
Iglesia". Fue colocado sobre una parrilla ardiente, y, poco después, dijo
al perseguidor: "Dadme vuelta, estoy bastante cocido de este lado". Lo
dieron vuelta, y añadió poco después: "Está bastante cocido; podéis
comer". Murió en el año 258, bajo Valeriano dando gracias a Dios por la
merced que le concedía de poder sufrir por Él.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA
DE SAN LORENZO
I. De
tal modo abrasaba a San Lorenzo el amor de Dios, dice San Agustín, que su
cuerpo no sentía las llamas que lo consumían. Cuando se ama a Dios, no se ama
el cuerpo ni los placeres carnales; se desprecia la vida y se desea la muerte. Siendo así,
oh Dios mío,
¡cuán débil es mi amor por Vos! ¡Qué mal he aprovechado el tiempo que me
concedéis! Es perder la vida no amar a Dios. (San Agustín).
II. Su paciencia es admirable: no espera los
tormentos, sale a su encuentro; sube al instrumento de su suplicio como a un
carro de triunfo; urge a sus verdugos a que vuelvan su cuerpo para aumentar sus
sufrimientos. Si amas tu cuerpo, si lo acaricias en esta vida, menester será
experimentar en la otra o los fuegos del infierno o los del purgatorio. ¿Quién
no preferiría arder una hora con San Lorenzo a soportar toda una eternidad el
fuego del infierno? (San Agustín).
III. San Lorenzo eleva su mirada al cielo y
agradece a Dios el honor que le hace de aceptar el sacrificio de su vida. En
tus aflicciones, imita su ejemplo: dirige tus miradas al cielo para pedir a Dios
la gracia de sufrir con valentía; agradécele que ejercite tu paciencia y te
juzgue digno de sufrir algo por Él. ¡In grato! ¡no agradeces a Dios sino
cuando te concede favores temporales! El mayor presente que Dios puede hacerte
es la santidad, y la santidad no se ad quiere sino por los sufrimientos.
El amor de Dios
Orad
por el Papa.
ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, que habéis dado a San
Lorenzo la gracia de triunfar de las llamas que lo consumían, dignaos extinguir
en nosotros el fuego de las pasiones culpables. Por J. C. N. S. Amén.
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