21 de agosto
BEATA HUMBELINA

Matrona

Debemos amar a Dios porque Él es Dios,
 y la medida de nuestro amor 
debe ser amarlo sin medida.
(San Bernardo).

   Humbelina es un nombre musical, y su vida ciertamente no desentonó, pues formó un conjunto de perfecta armonía, con notas dulces y graves, en una bien acordada combinación. Humbelina era hija de los señores de Fontaines. Tenía seis hermanos. Tres mayores que ella, uno de ellos San Bernardo, y tres más jóvenes, y ella en medio como una rosa primaveral.
   Esta circunstancia enriqueció mucho su carácter. Por una parte, era muy femenina. Su madre la presentaba como a una princesa en sociedad, y a la vez la educaba en la fortaleza y en la virtud. Humbelina emulaba a su madre en la piedad y en las obras de caridad que realizaba con ella.
   Por otra parte, criada entre seis hermanos varones, tenía un temple caballeresco sin igual.
  
No se dejó mimar por ellos. Con ellos competía en los torneos. Con ellos, como otra Diana cazadora, corría tras la presa hasta lograrla. Con ellos, como insuperable amazona, montaba los mejores corceles y juntos recorrían las extensas tierras de su padre. "Tú eres Bernardo en mujer", le decían sus hermanos. Humbelina  les adoraba a todos, pero su preferido, su alma gemela, era Bernardo, al que llamaba Ojos Grandes.
   Habían marchado ya varios de sus hermanos al monasterio, y un día conversaba Humbelina con su padre sobre si era eficaz o no su vida consagrada a la oración.
Tescelín el Moreno discurría así con su hija: Un día contemplaba el monte Jura cubierto de nieve. Nada me parecía tan inútil como aquella nieve. Pero estas tierras nuestras serían un yermo sin aquella nieve. Vivimos en el valle gracias a aquella nieve. Sin ella no habría cosechas. Lo mismo sucede con los monjes encerrados en el monasterio. Parecen inútiles, pero de su vida brota la fertilidad de nuestras almas.

   Las mayores fuerzas del mundo natural y sobrenatural están ocultas y calladas. Tal vez Dios utilice a Bernardo y a tus hermanos como esos instrumentos ocultos.
   Humbelina también discutía con Bernardo por llevarse a sus hermanos al monasterio, y por haber "separado" a Guido e Isabel. Pero al discutir, las llamas de Bernardo le iban quemando el corazón. Un día caería ella también. Se había casado con el noble Guido de Marcy. Una vez comentaban los dos: ¿Es feliz Isabel en su monasterio y Guido en el Císter? Otro día, ya más inquieta, preguntaba Humbelina: ¿Cómo servir mejor a Dios?
Se decide y consigue permiso de su marido para entregarse a Dios. Entra en el monasterio de Jully, donde ya estaban su cuñada Isabel y su sobrina Adelina. Humbelina sucederá a Isabel como abadesa, y a ella, Adelina. Las tres competían en virtud y santidad, en el servicio a Dios y a los hermanos.
   Bernardo eligió un hermoso lema para él y Humbelina: "Asociados en el servicio del Amor". - Preveo que serás santa, Humbelina, le dijo un día Bernardo a su entrañable hermana.- ¿Cuáles son las señales de esa santidad? le preguntó la nueva religiosa. -La primera de todas, le contestó Ojos Grandes, que has conservado intacto el buen humor. Sigues siendo capaz de reírte de ti misma. Buena señal. El infierno nunca ha producido buen humor.
   Humbelina rigió el monasterio con prudencia y con amor. Cuando el Señor la llamó a su seno, acudieron Bernardo y sus hermanos. Llamaron la atención los sollozos de Bernardo. Pensaba predicar. Pero no pudo. "Ved cómo la amaba", comentaban los presentes. El año 1871 Pío IX concedió un Oficio propio para la "Asociada a Bernardo en el servicio del Amor".

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