Debemos amar a Dios porque Él es Dios,
y la medida
de nuestro amor
debe ser amarlo sin medida.
(San
Bernardo).
Humbelina
es un nombre musical, y su vida ciertamente no desentonó, pues formó un
conjunto de perfecta armonía, con notas dulces y graves, en una bien
acordada combinación. Humbelina era hija de los señores
de Fontaines. Tenía seis hermanos. Tres mayores que ella, uno de ellos
San Bernardo, y tres más jóvenes, y ella en medio como una rosa
primaveral.
Esta circunstancia enriqueció mucho su carácter. Por
una parte, era muy femenina. Su madre la presentaba como a una princesa en
sociedad, y a la vez la educaba en la fortaleza y en la virtud. Humbelina
emulaba a su madre en la piedad y en las obras de caridad que realizaba
con ella.
Por otra parte, criada entre seis hermanos varones, tenía
un temple caballeresco sin igual.
No se dejó mimar por ellos. Con ellos competía
en los torneos. Con ellos, como otra Diana cazadora, corría tras la presa
hasta lograrla. Con ellos, como insuperable amazona, montaba los mejores
corceles y juntos recorrían las extensas tierras de su padre. "Tú
eres Bernardo en mujer", le decían sus hermanos. Humbelina
les adoraba a todos, pero su preferido, su alma gemela, era Bernardo, al
que llamaba Ojos Grandes.
Habían marchado ya varios de sus hermanos al
monasterio, y un día conversaba Humbelina con su
padre sobre si era eficaz o no su vida consagrada a la oración.
Tescelín el Moreno discurría así con su hija: Un día contemplaba el
monte Jura cubierto de nieve. Nada me parecía tan inútil como aquella
nieve. Pero estas tierras nuestras serían un yermo sin aquella nieve.
Vivimos en el valle gracias a aquella nieve. Sin ella no habría cosechas.
Lo mismo sucede con los monjes encerrados en el monasterio. Parecen inútiles,
pero de su vida brota la fertilidad de nuestras almas.
Las mayores fuerzas del mundo natural y sobrenatural están
ocultas y calladas. Tal vez Dios utilice a Bernardo y a tus hermanos como
esos instrumentos ocultos.
Humbelina también discutía con Bernardo por
llevarse a sus hermanos al monasterio, y por haber "separado" a
Guido e Isabel. Pero al discutir, las llamas de Bernardo le iban quemando
el corazón. Un día caería ella también. Se había casado con el noble
Guido de Marcy. Una vez comentaban los dos: ¿Es feliz Isabel en su
monasterio y Guido en el Císter? Otro día, ya más inquieta, preguntaba Humbelina:
¿Cómo servir mejor a Dios?
Se decide y consigue permiso de su marido para entregarse a Dios.
Entra en el monasterio de Jully, donde ya estaban su cuñada Isabel y su
sobrina Adelina. Humbelina sucederá a Isabel como
abadesa, y a ella, Adelina. Las tres competían en virtud y santidad, en
el servicio a Dios y a los hermanos.
Bernardo eligió un hermoso lema para él y Humbelina:
"Asociados en el servicio del Amor". - Preveo que serás santa,
Humbelina, le dijo un día Bernardo a su entrañable hermana.-
¿Cuáles son las señales de esa santidad? le preguntó la nueva
religiosa. -La primera de todas, le contestó Ojos Grandes, que has
conservado intacto el buen humor. Sigues siendo capaz de reírte de ti
misma. Buena señal. El infierno nunca ha producido buen humor.
Humbelina rigió el monasterio con prudencia
y con amor. Cuando el Señor la llamó a su seno, acudieron Bernardo y sus
hermanos. Llamaron la atención los sollozos de Bernardo. Pensaba
predicar. Pero no pudo. "Ved cómo la amaba", comentaban los
presentes. El año 1871 Pío IX concedió un Oficio propio para la
"Asociada a Bernardo en el servicio del Amor".
|