Este santo consagró su vida a la educación
cristiana de la niñez. En su juventud, reunía ya a su alrededor a los niños
para enseñarles las oraciones y los misterios de la religión. Ordenado
sacerdote, se dedicó primero a la predicación en España, su patria; pero,
sintiéndose llamado a vida más perfecta aun, se trasladó a Roma, donde la
vista de un tropel de niños entregados a los vicios a los que arrastra la falta
de educación, le inspiró el pensamiento de fundar escuelas pías. Asoció a su
intento a varios eclesiásticos animados de los mismos sentimientos, y su
congregación fue erigida por Gregorio XV en Orden religiosa, bajo el nombre de
Clérigos regula res de la Madre de Dios de las escuelas pías.
MEDITACIÓN
SOBRE LA INSTRUCCIÓN
DE LOS POBRES
I. Hombres apostólicos, aprended de San José
a instruir a los pobres. Esta función no es brillante a los ojos de los
hombres, pero es grande ante los de Dios y digna de todo vuestro celo. Es
fecunda en méritos y en consuelos para vosotros, y en frutos de salvación para
esas pobres almas, ¡ay! muy a menudo abandonadas. No se os ama, Señor,
porque no se os conoce; si el mundo os conociese, os amaría. (San Agustín).
II. Padres de familia, velad por la instrucción
de vuestros servidores. Enviadlos a la Iglesia para que aprendan en ella el
camino del cielo; instruidlos vosotros mismos sobre los deberes que la religión
les impone. Una palabra de vuestra boca hará mucha impresión en su corazón;
no toleréis sus vicios, y demostrad bondad especial a los que son más
virtuosos. ¡Qué gloria para vosotros, si ganáis para Dios el alma de vuestro
servidor! No repeláis a vuestros servidores, poseen la misma naturaleza que
vosotros. (San Ignacio).
III. Si tu posición no te permite trabajar en la
instrucción y edificación de tu prójimo, por lo menos ora a Dios por la
conversión de los pecadores. Tus oraciones atraerán acaso más almas a Dios
que los trabajos de los hombres apostólicos. Mientras ellos riegan la tierra
con su sudor y su sangre, tú obtendrás del Cielo la gracia, ese rocío
celestial que la debe hacer fértil. ¿Qué haces tú por la conversión de los
pecadores? Por lo menos humíllate: y si nada puedes hacer por la salvación de
los demás, trabaja seriamente por salvar tu alma.
El buen ejemplo
Orad por la educación cristiana de los niños.
ORACIÓN
Oh Dios, que por San José de Calasanz,
vuestro confesor, habéis dado a la Iglesia un nuevo auxilio para formar a
la infancia en el espíritu de inteligencia y de piedad, concedednos, por
sus ejemplos e intercesión, la gracia de practicar y enseñar vuestra
doctrina, de modo que merezcamos las recompensas eternas. Por J. C. N. S. Amén.
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