No bien la Virgen hubo sabido, por boca del ángel que Santa
Isabel, su prima, iba a tener un hijo, se dirigió a las montañas de Judea para visitarla. Cuando estas dos santas mujeres se besaron, San Juan exultó de gozo en el seno de su madre y
reconoció al Mesías que María llevaba en sus entrañas. En el mismo instante, San Juan Bautista fue purificado
del pecado original. y Santa Isabel henchida del Espíritu Santo.
MEDITACIÓN SOBRE LA VISITACIÓN
I. María te enseña hoy qué visitas debes hacer, y cómo debes comportarte en ellas. Va junto a
Isabel por caridad y urbanidad: por caridad, porque es para ayudar a Santa Isabel y santificar a San Juan; por urbanidad. porque era su deber visitar a su
prima de más edad que ella. No hagas visitas sin que la caridad o la necesidad te obligue a ello; todo lo demás es superfluo o peligroso. Visita a los pobres. a los enfermos
y a los prisioneros, es un deber de caridad.
II. ¿Cuál es el tema de las conversaciones entre María e Isabel? Apenas se saludaron, como se hace entre parientes, en seguida se pusieron a hablar de Dios. ¿Se parecen tus visitas a ésta? ¿Las burlas, la
murmuración, la interpretación maligna de la conducta del prójimo, las palabras de doble sentido, la
calumnia, no constituyen, acaso, el fondo de tus conversaciones? Señor, si se os amase en el mundo, no
se conversaría en él sino de Vos. Desvía con habilidad los discursos malos que se tienen en tu presencia,
y siempre di algo que pueda edificar a tu prójimo.
III. María regresó a su casa una vez que Isabel pudo prescindir de
sus servicios. Suprime las visitas ociosas: cuanto más permanezcas en tu casa, tanto
meno disipará tu devoción. Es difícil frecuentar las reuniones mundanas sin encontrar en ellas malos
ejemplos; y éstos arrastran mucho más que los buenos. Nos sentimos inclinados a imitar a los malos, más fácilmente reproducimos los defectos
que las virtudes. (San Jerónimo).
La caridad Orad por las religiosas de la Visitación.
ORAC1ÓN
Dignaos, os lo suplicamos, Señor, acordar a
vuestros servidores el precioso don de la gracia celestial, a fin de que esta fiesta solemne de la Visitación de la Santísima Virgen nos obtenga el acrecentamiento de la paz, así
como su alumbramiento ha sido para
nosotros el principio de la salvación. por J. C. N. S. Amén.
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