Pedro, hijo del conde Guy de Luxembourg y de la condesa Mahaut de
Châtillon, nació en el castillo de Ligny-en-Barrois, en Lorraine, el 20 de
julio de 1369. Quedando huérfano muy pequeño, a los ocho años fue enviado a
estudiar a Paris. Fue un alumno precoz y brillante, con gusto potr el canto y la
danza, pero también piadoso y místico.Se confesaba todos los días, era
caritativo con los pobres, y pacificador en una universidad turbulenta.
En 1380, durante varios meses fue dejado en Calais, como rehén de los ingleses,
a cambio de la liberación de su hermano mayor. Tenía solamente quince años
cuando, por intervención de su hermano fue nombrado obispo de Metz. Acepta
par obediencia, pero con desagrado. Situaciones conflictivas pronto le obligan a
abandonar su diócesis y a regresar a su ciudad natal. Hecho cardenal-diácono por
el pape de Avignon Clemente VII, es ordenado diácono en la Pascua de 1384 en la
catedral de Notre-Dame de Paris en donde era canónigo. Según los deseos del
papa, fue a Avignon para residir en la corte pontificia. Desde hacía ya seis
años, el gran cisma de Ocidente dividía a la Iglesia, y el joven
cardenal, que sufría muchísimo ese desgarramiento, hizo todo lo que
estaba en su poder para ponerle fin. Con este fin, pasaba noches enteras en
oración, se imponía ayunos y grandes mortificaciones, diciendo: "La
Iglesia de Dios no puede esperar nada de los hombres, ni de la ciencia ni de las
fuerzas armadas, es por la piedad, la penitencia y las buenas obras que debe
recuperarse y así será. Vivamos de forma de atraer la misericordia
divina" .
Marcado por el sufrimiento y por una débil salud, profesaba tan
gran devoción por la Pasión y la Cruz de Cristo, que, en ocasión de una
visita a Châteauneuf-du-Pape, le valió la gracia de una visión estática de
Jesús crucificado. En
1386, su salud provoca muy serias inquietudes y debe residir en Villeneuve, del otro lado del
Rhône. Relevado desde entonces de toda
obligación, pasalargo tiempo orando en la Chartreuse, cerca de donde se aloja.
Pero sus fuerzas declinan rápidamente, pues el mal se agravaba; sin embargo él
se mantenía calmo, paciente, poco exigente y siempre sonriente. No habiendo
cumplido aún los 18años, murió el 2 de julio de 1387, murmurando: "Es
en Jesucristo mi Slvador y en la Virgen María donde yo pongo todas mis
esperanzas".
A su pedido, fue enterrado en Avignon en el cementerio Saint-Michel
de los pobres. En seguida sobre su tumba se multiplicaron los milagros y su
reputación de santidad no deja de crecer, ocasionando la apertura del proceso de
canonización. Sin embargo, por diversas vicisitudes históricas, no fue beatificado
hasta el 9 de abril de 1527 por el papa Clemente VII. Sus reliquias, conservadas
hasta la la Revolución en la iglesia del Convento de los Celestinos edificado
para guardarlas, se veneran desde 1854 en la iglesia Saint-Didier de Avignon, en
Châteauneuf-du-Pape y en Ligny-en-Barrois. Su sombrero de cardenal, su dalmática
y su estola de diácono todavía se pueden ver en la iglesia Saint Pedro de
Avignon. San Francisco
de Sales, que le profesaba una gran devoción desde su infancia, fue a rezar
junto a su tumba en noviembre de 1622, justo un mes antes de su muerte.
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