15 de julio
SAN VLADIMIRO,(*)
Príncipe
A |
Los primeros santos de Rusia, tanto príncipes como monjes,
están relacionados con Kiev. "la madre de las ciudades de Rusia, protegida
por Dios". Kiev es, actualmente, la capital de la república de Ucrania,
pero en la época a la que nos referimos, era el centro de un principado
eslavo-finlandés, gobernado por señores de origen escandinavo, ya que los
piratas y comerciantes "varangianos" habían venido del norte por las
vías fluviales. Durante la última parte del siglo X, el gran príncipe de Kiev
era Vladimiro, quien no sólo había sido educado en la idolatría, sino que se
entregaba abiertamente a los bárbaros excesos permitidos a los hombres de su
posición. era un hombre brutal y sanguinario. Un cronista árabe de la época,
Ibn-Foslán, habla de sus cinco esposas y numerosísimas esclavas, lo cual confirma la frase de la "Crónica"
de Néstor, donde se dice que "la lujuria de Vladimiro era
insaciable". Se ha discutido y aún se discute mucho sobre las
circunstancias de la conversión de Vladimiro al cristianismo. Lo cierto es
que se convirtió, probablemente hacia el año 989, cuando tenía unos
treinta y dos años. Poco después, se casó con Ana, hija del emperador
Basilio II de Constantinopla. La conversión y el matrimonio estuvieron muy
relacionados entre sí y la conversión del pueblo ruso data de aquella época.
"Los locos y dementes vencieron al demonio", dice
la "Crónica" de Néstor, y subraya, que San Vladimiro recibió el
perdón y la gracia de Dios, en tanto que "muchos otros hombres rectos
y religiosos se apartaron del camino de la verdad y perecieron". A lo
que parece, el arrepentimiento yla fidelidad de Vladimiro a sus nuevos compromisos tenía ese
carácter de sinceridad y entereza que existirá siempre en la Iglesia, aún en
sus formas más desarrolladas y complejas. Un cronista dice a ese propósito:
"Cuando se dejaba llevar de la pasión y había caído en pecado, trataba
inmediatamente de compensarlo con la penitencia y la limosna". Aun hay
quienes afirman que Vladimiro, después de su conversión, se preguntaba si tenía
derecho a castigar con la pena de muerte a los bandoleros y a los asesinos.
Tales escrúpulos sorprendieron a los misioneros griegos, quienes apelaron al
testimonio del Antiguo Testamento y de la historia de Roma para probar que los
príncipes cristianos tenían el de deber de castigar a los malvados. Pero
tales argumentos no convencieron del todo a Vladimiro. Por razón
de las circunstancias Vladimiro, su pueblo dependió de lo religioso del
patriarcado Bizancio. Pero ciertamente que Vladimiro no tenía nada de
particularista: envió embajadores a Roma, ayudó al obispo alemán San
Bonifacio (Bruno) de Querfurt durante su misión entre los pechenegs y aún
llegó a copiar ciertas costumbres canónicas del occidente, como la de los
diezmos, que no existía entre los bizantinos. En realidad, Rusia no
interrumpió sus relaciones con la Iglesia de occidente sino hasta la época
de las invasiones de los mongoles. San Vladimiro murió en 1015, después de haber repartido
todos sus bienes entre sus amigos y los pobres, según se cuenta. Los rusos,
los ucranios y otros pueblos, celebran solemnemente su fiesta.
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* QUARDT, Robert. Los Santos del Año. Editorial. Herder. Barcelona, España. 1958.