¡Cómo hablar de todos los
infortunios que este santo ha aliviado! Ninguno, al parecer, podría sustraerse
de los ardores de su caridad. Expósitos, jóvenes extraviados, niñas en
peligro de perderse, mujeres pervertidas, galeotes, cautivos de los moros,
obreros inválidos, alienados, mendigos sin techo, todos los infortunados,
fueron objeto de su infatigable solicitud. ¡Cuántas obras ha fundado, cuántas
se han establecido bajo su patrocinio después de su muerte! ¡Ah! ¡sí, un
vaso de agua dado a un pobre da derecho a una recompensa, cuál no debe ser la
gloria de Vicente en el cielo! MEDITACIÓN
SOBRE EL AMOR AL PRÓJIMO
I. Dios promete recompensar a los que dieren por amor a Él un vaso de agua
al prójimo. ¡Qué recompensa no dará a los que hayan hecho grandes limosnas y
aliviado a sus hermanos en sus necesidades temporales y espirituales! ¡Cuántas
ocasiones dejamos escapar de ejercer la caridad! Jesucristo nos pedirá cuenta
de ello en el día del juicio. Parece que nuestra salvación depende únicamente del bien o del mal que hubiéramos hecho a nuestro prójimo.
II. Jesucristo mira como hecho a Él mismo to do el bien o todo el mal que hacemos a nuestro próji
mo. Todos los cristianos forman un cuerpo cuya cabeza es Cristo; quien hiere los miembros hiere también la cabeza.
¡Cuál no sería tu dicha, si pudieses dar de comer a Jesucristo, vestirlo y consolarlo! Todo esto haces cuando realizas tus obras de caridad para con los pobres. Aviva tu fe a fin de ver siempre a Jesucristo en la persona de tu prójimo. Fácil te será entonces amarlo, honrarlo y hacerle el bien.
III. Parece que Dios ha querido hacernos dueños de nuestro destino cuando dijo, en varios lugares del Evangelio, que se nos tratará como nosotros
hayamos tratado a nuestro prójimo. Se nos juzgará como hayamos juzgado a los demás; se nos dará si damos; se nos perdonará como hayamos perdonado. Así, pues, sobre nosotros mismos recaerá todo el bien o el mal que hacemos a los demás.
¡Cuán extraño, dice San Agustín, es ver a los hombres maltratarse recíprocamente! ¿Las otras creaturas no proporcionan ya bastantes ocasiones de sufrir?
La caridad para con los pobres
Orad por las Conferencias Vicentinas. ORACIÓN
Oh Dios, que para evangelizar a los pobres y real zar el brillo del sacerdocio cristiano, habéis revestido al bienaventurado Vicente de una caridad y una fortaleza verdaderamente apostólicas, haced, os lo suplicamos, que honrando sus
méritos, seamos fortifica dos por el ejemplo de sus virtudes. Por J. C. N. S Amén. |