"Vete
al Señor mismo, al mismo con quien la familia
descansa, y llama con tu oración a su
puerta, y pide,
y vuelve a pedir. No será El como el
amigo de la parábola:
se levantará y te socorrerá; no por
aburrido de ti: está
deseando dar; si ya llamaste a su puerta
y no recibiste
nada, sigue llamando que está deseando
dar. Difiere
darte lo que quiere darte para que más
apetezcas lo diferido;
que suele no apreciarse lo aprisa
concedido".
(San Agustín, Sermón 105)
Habiendo recibido
San adelfo su formación
religiosa en el monasterio de Luxeuil, Francia, vivió muchos años en
la abadía de Remiremont en los Vosges, donde fue Abad, y gobernó con
gran prudencia y bondad. En sus últimos días, se retiró a morir a
su primer monasterio de Luxeuil.
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