Cosroes, rey de Persia, se
llevó de Jerusalén la Cruz de Jesucristo, y Heraclio, emperador de Oriente, le
declaró la guerra. Después de tres victorias debidas a la Santísima Virgen, Heraclio
volvió a Jerusalén con la verdadera Cruz. Quiso llevarla en triunfo sobre sus hombros, pero una fuerza invisible lo
detuvo a las puertas de la ciudad. El patriarca Zacarías le observó que sus suntuosas vestiduras
contrastaban con la pobreza y humildad de Jesucristo. El emperador entonces se quitó su púrpura, su corona y su calzado, para vestir hábito de penitente. Así pudo entrar en la ciudad y llevar la Cruz hasta la cumbre del Calvario, el año 629.
MEDITACIÓN SOBRE
LA EXALTACIÓN
DE LA SANTA CRUZ
I. El amor a la Cruz nos levanta sobre las
creaturas. Un hombre que ame los sufrimientos está al abrigo de los azares de la fortuna: la enfermedad, la pobreza o la deshonra no podrían turbar su paz. ¿Por qué? Porque él desea las aflicciones y las sufre con alegría por amor a Jesucristo. Todo lo que para ti es motivo de temor y de tristeza para él es una
dicha. El cristiano puede parecer desdichado, nunca la es. (Minucio
Félix)
.II. El que ama la Cruz está por sobre si mismo. No es ya un hombre sometido a sus pasiones,
tiranizado por la concupiscencia, afeminado por las delicias. No tiene más que un solo deseo, el de sufrir; y como en esta vida las ocasiones de sufrir se
encuentran a cada paso, siempre está contento y gozoso.
III. El que ama la Cruz se asemeja a Jesús crucificado; lo contempla, y se alegra viendo que los
sufrimientos lo hacen fiel imagen del Salvador. Está crucificado para el mundo, y muerto para sí mismo. Sujétame a la cruz, oh Jesús mío, sin tener en cuenta las repugnancias de mi carne; porque os debo mi alma y mi cuerpo, como a mi Redentor.
¡Que mi cuerpo sea, pues, crucificado, coronado de espinas y semejante a ese Cuerpo adorable que Vos ofrecéis al
eterno Padre por mí! Si debes tu cuerpo a Jesús dáselo, si puedes, tal como Él te ha dado el suyo. (Tertuliano)
El amor a la cruz - Orad por las almas del Purgatorio.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis
un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz, haced, os lo suplicamos, que después de haber conocido su misterio en la tierra, merezcamos ir al cielo a gustar los frutos de su
Redenci6n. Por J. C. N. S. Amén. |