12 de enero
      SAN NAZARIO, (*)
Confesor

   El bienaventurado, san Nazario fue español de nacionalidad. Siendo de edad competente, como echase de ver el engaño del mundo, determinó dejarlo; y en efecto lo hizo, tomando el hábito religioso de san Benito en el monasterio de San Miguel de Cuxán, que estaba en el antiguo obispado de Elna, que ahora es el de Perpiñán. Hecho monje, se entregó al estudio de la perfección de tal manera, que siendo aún novicio, comenzó a resplandecer con clarísimos rayos de todas las virtudes. Era el primero en el coro, en su oración y contemplación derramaba dulces lágrimas y era visitado por el Señor con soberanos regalos y consuelos; afligía su cuerpo con ásperas disciplinas y continuos ayunos, y vivía como ángel revestido de carne humana. Pero una de las virtudes en que más se señaló fue su grande caridad con los pobres de Cristo. Porque teniendo en el monasterio el cargo de hospedar y alimentar a los que se llegaban a sus puertas, se mostraba con ellos tan misericordioso y liberal, que no pocas veces se quitaba de su necesario sustento para darles de comer. Curaba a los enfermos, vestía a los desnudos, consolaba a los tristes, y con blandas y persuasivas exhortaciones les administraba al mismo tiempo el sustento del alma, despertando los pecadores a penitencia y encendiendo a todos más y más y en el temor y amor santo de Dios. Creció la fama de su santidad y derramóse por todos los pueblos de Cataluña cuando e1 Señor comenzó a obrar por él grandes milagros. Fue uno de ellos, que habiéndose prendido fuego el monasterio con tanta vehemencia, que amenazaba devorarlo, el santo apagó aquel incendio, con sólo echar en medio de las llamas su hábito religioso, el cual se halló después, con grande asombro de todos, entero y sin la menor lesión del fuego. Hizo este gran siervo de Dios vida santísima en aquel convento; y aunque llegó a la cumbre de la perfección, teníase en ninguna estima a sus propios ojos, y como el último de sus hermanos, sirviéndoles en los oficios más bajos y humildes. Finalmente, lleno de méritos y virtudes, quiso morir tendido en el suelo con profundísima humildad; y así entregó su bendita alma al Señor en este día 12 de enero, en el cual se celebra su festividad en dicho monasterio, donde se conserva su cadáver sagrado con grande veneración.

  REFLEXIÓN

   ¡Qué maravilloso es Dios en sus santos! grandes prodigios hace por ellos, cuando son grandes sus virtudes; y entonces se levantan a tal altura de perfección, Que uno sólo de ellos, aunque desconocido y retirado, como san Nazario, en el claustro de un monasterio, vale más delante de Dios, que todo el resto de los hombes. No sabes tú lo que el Señor exige de ti; porque a unos pide más, a otros pide menos, conforme a la medida de su divina gracia; pero no le niegues al menos lo poco que entiendes que te pide; ni sosiegues hasta que tu propia conciencia te diga que ya haces lo que debes, que ya estás en paz y en gracia con Dios nuestro Señor, y que confiando en su bondad infinita, ya no temes la muerte, ni el rigor del juicio, ni las penas del infierno, reservadas a los pecadores impenitentes, y a los cristianos de sólo nombre, a quienes la fe servirá solamente de mayor condenación.

ORACIÓN      

   Oh Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de tu confesor el bienaventurado san Nazario; concédenos por tu bondad la gracia de imitar en la tierra las virtuosas acciones de aquel santo cuyo nacimiento en el cielo celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.  Amén.

    

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