Serás justificado por tus palabras
y por tus palabras condenado.
(Mateo, 12,37). San Antonio de Padua se hizo religioso de San
Francisco con el propósito de ir a morir mártir predicando la fe a los
moros. La enfermedad le impidió mantener este designio. Predicó a la gente y
convirtió a muchos; predicó a los peces y le escucharon. Ordenó al mulo de
un hereje que adorase la Santa Hostia; obedeció le el animal, confundióse y
convirtióse su dueño. Resucitó a un muerto para justificar a su propio
padre. Tenía gran devoción a la Santísima Virgen y la invocaba en todas sus
tentaciones. Nuestro Señor lo asistió en la hora de su muerte, que
acaeció en el año 1231, en el trigésimo sexto año de su edad. MEDITACIÓN:
CÓMO HAY
QUE GOBERNAR LA LENGUA
I. Treinta y dos años después de la muerte
de San Antonio de Padua, se encontró su lengua tan fresca como lo estaba en
el momento de su muerte. Dios quiso recompensar mediante este milagro el buen
uso que de ella había hecho hablando siempre de Dios, sea en sus predicaciones,
sea en sus conversaciones familiares. Y tú, ¿hablas sólo de Dios o a Dios? ¿Tu
corazón está de acuerdo con tus palabras cuando hablas de Dios, y cuando le
dices que lo amas y que de testas tus pecados?
II. No siempre se
puede hablar de Dios, pero se puede referir a Dios todo lo que se dice. Consolar
a los afligidos, reprender a los pecadores, hablar de los quehaceres temporales
de que Dios quiere que te ocupes, no es hablar de Dios; pero si haces esto por
amor de Dios, por esto serás recompensado. No pronuncies, pues, ni una sola
palabra que no tienda a la gloria de Dios. Para ello, imita a los primeros
cristianos. Ellos hablan como hombres que saben que los escucha Dios. (Tertuliano).
III. Es menester que te calles por amor de
Dios, cuando eres calumniado, cuando se te dice alguna palabra hiriente a
la cual podrías responder con otra aguda, y cuando se presenta la ocasión
de alabarte de vituperar a los otros; nunca debe decirse una palabra inútil,
ni hablar de las faltas del prójimo. ¿Nada dices tú que pueda fastidiarlo
o escandalizarlo? Saber callarse es más difícil que hablar
(San
Ambrosio).
El silencio
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Que la piadosa solemnidad de vuestro confesor
San Antonio difunda santa alegría en vuestra Iglesia, Señor, a fin de que ella
reciba sin cesar el auxilio de vuestras gracias, y merezca gustar un día de los
gozos eternos. Por J. C. N. S. Amén
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