Si viviereis según la carne, moriréis;
si, en cambio, con el espíritu hacéis
morir las obras de la
carne, viviréis.
(Romanos,
8, 13). Santa Ediltrudis no vivía según
la carne, puesto que guardó virginidad perpetua con el príncipe Tombrecto y
el rey Ecfrido, que fueron sucesivamente sus maridos. Obtuvo de este último
permiso para entrar en un monasterio. Por sus virtudes fue nombrada abadesa
después de un año de profesión religiosa. Soportó con mucha paciencia un
tumor que le sobrevino en el cuello. Oraba a Dios desde medianoche hasta la
salida del sol. Dieciséis años después de su muerte, su cuerpo fue encontrado
incorrupto. Acaeció su dichosa muerte el 23 de junio del año 679. MEDITACIÓN SOBRE LA
MORTIFICACIÓN
I. Debes mortificarte si quieres
vivir como hombre racional. Tu razón no será la soberana si concedes a tus sentidos todo lo que te piden. En todos tus actos ten puesta la mira
no en lo que agrada, sino en lo que es razonable. No te dejes arrastrar al amor,
al aborrecimiento, al placer; ello sería vivir a manera de animal. ¡Cuán pocos
hombres hay que siguen las luces de la razón! Y tú, ¿lo haces?
II. No basta vivir como hombre: para salvarse, hay que vivir como
cristiano; es decir, que hay que obrar según el espíritu de Jesucristo, y no
perseguir con nuestra conducta otro fin que el de agradar a Dios. Para esto,
nada debe hacerse que contente la sensualidad y la ambición, nada que satisfaga
las pasiones. Es preciso despojarse de las malas inclinaciones de la
naturaleza corrompida, y hacer todo lo contrario de lo que ella exige: así es
como hacen los verdaderos cristianos. Comienzan por aborrecer su vida pasada
y por practicar lo que ellos aborrecían. (Tertuliano).
III. Si eres sacerdote o religioso, motivo de
más para mortificarte, puesto que tu estado te separa del mundo y te consagra
totalmente a Jesucristo; y esta mortificación debe extenderse al cuerpo y al espíritu, pues ambos están consagrados a Dios de manera especial. ¿Puedes
decir en verdad: He muerto a todo el resto; las cosas de Jesucristo son las
únicas que me encuentran vivo y pronto a obrar? (San Bernardo).
La mortificación
Orad por la Iglesia.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que
la fiesta de la bienaventurada Ediltrudis, al regocijar nuestra alma, la
enriquezca con los sentimientos de una tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.
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