Este santo, más ilustre aun por su caridad para con los pobres que por su corona de conde, los
visitaba descalzo, les besaba la mano con respeto, persuadido de que a Jesucristo mismo era a quien daba limosna. En una ocasión obligó a un hombre rico a que le vendiese a precio razonable, para repartirlo entre los pobres, el trigo que tenía reservado. Este miserable esclavo del dinero le dio muerte en
momentos en que oraba ante el altar de la Santísima Virgen. ¡Qué preciosa muerte la de Carlos, que murió, por la caridad, ante el altar de la Madre del amor
hermoso!
MEDITACIÓN SOBRE
LAS SEÑALES DE NUESTRA
PREDESTINACIÓN
I. Nadie sabe en este mundo si es un predestinado o un réprobo. Con todo, hay señales de
predestinación que son casi infalibles. Si Dios te envía aflicciones, y tú las recibes con
sumisión y paciencia, es una señal de que irás al cielo con Jesucristo, pues llevas su cruz y te conformas con este modelo de
predestinados. Tiembla pues, tú, dichoso en este mundo, que gozas de los placeres y que todo tienes a medida de tu deseo: sigues las huellas del rico
epulón; vas por camino contrario al que Jesucristo te dijo que siguieras para llegar al cielo. Es menester entrar en el reino de los cielos por muchas tribulaciones. (Hechos de los
Apóstoles).
II. Otra señal de predestinación es el buen uso del sacramento de la Penitencia. Pecar es flaqueza común a todos los hombres, pero sólo es de los
elegidos el hacer buena penitencia. ¿Te confiesas a menudo? ¿No te expones a morir en pecado difiriendo tu conversión? ¿No recaes en los pecados graves que confesaste? ¿Los remordimientos de tu
conciencia te dan a entender que tu vida es mala? ¿Los escuchas? ¿Los apaciguas descargándote lo antes
posible del peso de tus culpas?
III. También son señales de predestinación el celo por la limosna y las obras de misericordia
corporal y espiritual, la piedad para con Jesucristo moribundo en la cruz u oculto en la Santa Eucaristía, la
devoción a la Santísima Virgen; mira si hay en ti estas señales de
predestinación, todas o algunas por lo menos. Examínate. Si las hallas en ti, alégrate y ten confianza en la misericordia de Dios. Me parece que reconozco algunas señales de tu vocaci6n y de tu
predestinación. (San Bernardo).
La práctica de las obras de misericordia
Orad por las necesidades de la Iglesia.
ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos dais un nuevo motivo de gozo con la fiesta del bienaventurado Carlos,
vuestro confesor, haced por vuestra bondad, que honran do la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos también la vida que
vivió en la tierra. Por J. C. N. S. Amén. |