San Adriano se trasladó a Cesárea para visitar en
sus calabozos a los confesores de la fe, y fue detenido en las puertas de la
ciudad. Interrogado acerca del motivo de su viaje, confesó ingenuamente la
verdad y fue conducido a presencia del gobernador, quien lo hizo desgarrar con uñas
de hierro y lo condenó en seguida a ser arrojado a las fieras. Como éstas lo
respetaron, fue degollado; corría el año 308.
MEDITACIÓN
LOS RICOS SON DESGRACIADOS
EN ESTE y EN EL OTRO MUNDO
I. No obstante que los hombres miren a los ricos
como dichosos en este mundo, en realidad son desgraciados. Preciso es que sin
descansar trabajen para adquirir y conservar sus riquezas; el deseo de
aumentarlas y el temor de perderlas los atormentan sin cesar. Hasta son tan
ciegos que no pocas veces no se sirven de sus riquezas, por miedo de verlas
disminuir. No gozan los bienes de la tierra, y no gozarán los del cielo.
II. Considera al rico en la hora de 18
muerte. Dime por favor, ¿en cuánto estima ahora las riqueza que debe
abandonar? ¡Ay! ¡con qué dolor conoce que ha de morir pronto, para ir a
dar cuenta de su vida a ese Dios que tanto amó la pobreza y que despreció
las riquezas! ¡Muerte cruel!, exclamaba un rey en sus últimos
momentos, ¿así es cómo me separas de lo que tanto amé? (Libro
de los Reyes).
III. ¿Los ricos serán felices por lo
menos después de su muerte? ¿Lo podrían esperar, si no redimieron sus
pecados mediante sus limosnas? Sus riquezas les proporcionaron los medios
para cometer impunemente toda clase de crímenes; porque raro es dar con
un hombre que solamente haga lo que debe, cuando tiene el poder de hacer
todo lo que quiere. No sin razón Jesús dice a menudo que es difícil que
un rico entre en el cielo. Él no quiso discípulos ricos en la tierra; ¡cuán
para temer es que no reciba a muchos ricos en el cielo! Cristo, que es
pobre, desprecia a los discípulos ricos. (San Cipriano).
El desprecio de las riquezas
Orad por los pobres.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, Os suplicamos hagáis que la
intercesi6n del bienaventurado Adriano, vuestro mártir, cuyo nacimiento al
cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C.
N. S. Amén. |