Sofronio nació en Damasco y desde pequeño
estudió tan excesivamente, que estuvo a punto de quedar ciego; pero
gracias a eso el santo llegó a ser tan versado en la filosofía griega,
que recibió el sobrenombre de "el sofista". Junto con su amigo,
el célebre ermitaño Juan Mosco, viajó mucho por Siria, Asia Menor y
Egipto, donde tomó el hábito de monje, el año 580. Los dos amigos
vivieron juntos durante varios años en la "laura" de San Sabas
y el monasterio de Teodosio, cerca de Jerusalén. Su deseo de mayor
mortificación los llevó a visitar a los famosos ermitaños de Egipto.
Después fueron a Alejandría, donde el patriarca San Juan el Limosnero
les rogó que permaneciesen dos años en su diócesis para ayudarle a
reformarla y a combatir la herejía. En dicha ciudad fue donde Juan Mosco
escribió el "Prado Espiritual", que dedicó a San Sofronio.
Juan Mosco murió hacia el año 620, en Roma, a donde había ido en
peregrinación. San Sofronio retornó a Palestina y fue elegido patriarca
de Jerusalén, por su piedad, saber y ortodoxia.
En cuanto tomó posesión de la sede, convocó a todos los
obispos del patriarcado para condenar la herejía monotelita y compuso una
carta sinodal, en la que exponía y defendía la doctrina católica. Esa
carta, que fue más tarde ratificada por el sexto Concilio Ecuménico,
llegó a manos del Papa Honorio y del patriarca de Constantinopla, Sergio,
quien había aconsejado al Papa que escribiese en términos evasivos
acerca de la cuestión de las dos voluntades de Cristo. Parece que Honorio
no se pronunció nunca sobre el problema; su silencio fue muy poco
oportuno, pues producía la impresión de que el Papa estaba de acuerdo
con los herejes. Sofronio, viendo que el emperador y muchos prelados del
oriente atacaban la verdadera doctrina, se sintió llamado a defenderla
con mayor celo que nunca. Llevó al Monte Calvario a su sufragéneo,
Esteban, obispo de Dor y ahí le conjuró, por Cristo Crucificado y por la
cuenta que tendría que dar a Dios el día del juicio, "a ir a la
Sede Apostólica, base de toda la doctrina revelada, e importunar al Papa
hasta que se decidiese a examinar y condenar la nueva doctrina."
Esteban obedeció y permaneció en Roma diez años, hasta que el Papa San
Martín I, condenó la herejía monotelita, en el Concilio de Letrán, el
año 649.
Pronto tuvo San Sofronio que enfrentarse con otras
dificultades. Los sarracenos habían invadido Siria y Palestina; Damasco
había caído en su poder en 636; y Jerusalén en 638. El santo patriarca,
había hecho cuanto estaba en su mano por ayudar y consolar a su grey, aun
a riesgo de su vida. Cuando los mahometanos sitiaban la ciudad, San
Sofronio tuvo que predicar en Jerusalén el sermón de Navidad, pues era
imposible ir a Belén en aquellas circunstancias. El santo huyó después
de la caída de la ciudad y, según parece, murió al poco tiempo,
probablemente en Alejandría. Además de la carta sinodal, San Sofronio
escribió varias biografías y homilías, así como algunos himnos y odas
anacreónticas de gran mérito. Se ha perdido la "Vida de Juan el
Limosnero", que compuso en colaboración con Juan Mosco; también se
perdió otra obra muy voluminosa, en la que citaba 600 pasajes de los
Padres para probar que en Cristo había dos voluntades.
Se discute la identidad de Sofronio
"el sofista" con el patriarca de Jerusalén: ver S. Vailhé, en Revue
de l'orient chrétien, vols. VII y VIII (1902.1903). Tampoco existe
ninguna prueba fehaciente de que el patriarca de Jerusalén haya conocido
a Juan Mosco. Sin embargo, hasta ahora se había supuesto generalmente que
"el sofista" que viajó con Juan Mosco se identificaba con el
patriarca de Jerusalén; ver p.e. Acta Sanctorum, marzo, vol. II.
Cf. Bardenhewer, Patrology (Trad. inglesa), pp. 559.561 y 564.565;
y DCB, vol. IV, pp. 719-721.
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