Probo, el segundo obispo de Rieti, vivió hacia la segunda mitad del siglo VI.
No tenemos ningún detalle de su vida, pero San Gregorio Magno en sus "Diá
logos", nos dice cómo fueron sus últimos momentos. Cuando cayó
gravemente
enfermo, su padre, Máximo, los médicos y servidores se acercaron al lecho.
Pero el paciente, que aún permanecía más atento a las necesidades de los demás
que a las suyas propias, les invitó a que fueran a comer, pues había llegado
ya la hora. No quiso que se quedara con él nadie más que un criado
que les avisaría en caso de necesidad.
Apenas se habían retirado, cuando el servidor vio
entrar a dos personajes vestidos de blanco. "Nada temas, le dijo Probo al
joven, que ya comenzaba a dar voces, asustado, son los dos mártires Juvenal y
Eleuterio que vienen a buscarme". El joven se apresuró a llamar a los médicos
y al padre del moribundo; pero cuando éstos llegaron, le encontraron muerto.
Los dos mensaje ros del cielo se habían llevado consigo el alma del santo
obispo. Era el 15 de
marzo de 570.
En seguida, fue Probo venerado como un santo y su
nombre se menciona en dos fechas: el 15 de enero y el 15 de marzo. En el siglo
XIII, Honorio III dedicó la iglesia catedral de Rieti a la Asunción de Nuestra
Señora y colocó en la cripta los restos de San Probo con las reliquias de
otros santos.
Acta Sanctorum, 15 de marzo.-S. Gregorio, Diálogos,
vol. IV, c. XII, en la P.L. vol.
LXXVII.
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