Se dice que San Salvador era de
Horta porque pasó muchos años en el convento franciscano de ese lugar,
aunque nació en Santa Columba, en la diócesis de Gerona, España. Era vástago
de una familia pobre y perdió a sus padres siendo niño. Emigró a Barcelona,
donde trabajó de zapatero, pero a la edad de veinte años, sintiéndose atraído a la vida
religiosa, se hizo franciscano de la estricta observancia. Su virtud maduró
pronto en el humilde oficio de cocinero, pero anhelaba mayor austeridad y así,
se trasladó primero al convento de Santa María de Jesús, en Tortosa y después,
al convento solitario de Santa María de los Ángeles en Horta, en la misma diócesis.
En esta casa de muy estricta observancia permaneció largo tiempo, pero al fin
de cuentas regresó a Barce lona, donde sus dotes sobrenaturales llamaron mucho
la atención. Los ciegos, cojos y sordos venían a él buscando la salud. Siempre andaba descalzo, se
flagelaba diariamente y guardaba largos y rigurosos ayunos; era devoto de
Nuestra Señora y de San Pablo, quien se le apareció en varias ocasiones y en
su lecho de muerte. San Salvador había ido a Cerdeña, siguiendo las órdenes
de sus superiores y ahí contrajo la enfermedad que lo llevó al sepulcro.
Murió en 1567, a la edad de 47 años, en Cagliari. Fue venerado como santo
durante su vida y finalmente canonizado en 1938.
Una biografía completa de San
Salvador escrita por el promotor de su causa en el proceso de beatificación,
padre Serpi, se encuentra en el Acta Sanctorum, marzo, vol. II. Ver también
Auréole Séraphique (traducción inglesa), vol. I, pp. 470-483 de
Léon.
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