20 de marzo
LOS MÁRTIRES DEL MAR SABA(*)
(796)
La historia de los sufrimientos soportados por los
monjes del Mar Saba, entre Jerusalén y el Mar Muerto, ha sido gráficamente
narrada por uno de ellos, Esteban el Taumaturgo, conocido también como "el
poeta", por los himnos que compuso. Durante largo tiempo, los árabes habían
estado asolando Palestina, incendiando los monasterios y saqueando las iglesias,
por lo que los monjes de la "laura" de San Sabas, dudaban entre
quedarse o marcharse. Habiendo llegado a la conclusión de que su monasterio sería,
con toda seguridad, destruido si lo abandonaban, decidieron quedarse, con
la esperanza de que, a causa de su pobreza, pudieran escapar con bien. Poco
tiempo después, una partida de árabes avanzó desde las colinas y, cuando
algunos de los monjes salieron para suplicar que los dejaran en paz, les
exigieron dinero. En vano aseguraron los hermanos que se habían consagrado a la
pobreza y que no poseían nada; los recién llegados los encerraron y se
metieron al edificio para registrar las celdas y la iglesia. No pudieron
encontrar nada de valor y, después de profanar el templo y quemar algunas de
las ermitas, se alejaron. Cerca de treinta de los monjes habían sido heridos,
pero Tomás, el enfermero, los curó. Los monjes repararon los daños como
pudieron y volvieron a su vida acostumbrada. Una semana más tarde, mientras se
encontraban en la iglesia haciendo su vigilia sabatina, un anciano hermano de
cabellos blancos, del monasterio de San Eutimio, les trajo una carta en la que
se les advertía que los merodeadores se preparaban a volver. En su pánico, los
ermitaños trataron de esconderse y Sergio, el sacristán, ocultó los vasos
sagrados, el único tesoro que poseían. La narración griega se encuentra completa en Acta Sanctorum, marzo, vol. III. Véase también a Delehaye, Srnax. Constant p. 548, en cuyo texto los merodeadores son llamados Etíopes. |
* Vidas de los Santos, de Butler. Vol. I, ed. 1964