20 de marzo
BEATO MARCO DE MONTEGALLO(*)
Fraile
(1497)
Este gran promotor, si es que no fue el
iniciador de los caritativos bancos de préstamos conocidos como Montes
de Piedad, nació en el pueblo de Santa María di Montegallo, en la diócesis
de Ascoli. Con grandes distinciones estudió en Perugia y Bolonia y,
después de haberse graduado como doctor, se casó. Al poco tiempo, sin
embargo, tanto él como su esposa se dieron cuenta de su vocación a la
vida religiosa y se separaron por mutuo consentimiento, ella para
hacerse clarisa en Ascoli y él para entrar a una comunidad franciscana
en Fabriano. Pronto fue enviado Marco a misionar y a predicar, cosa que
hizo durante cuarenta años. Una vez, orando arrodillado, una voz había
murmurado a su oído: "Hermano Marco, predica amor", y el amor
vino a ser su tema favorito, cuando recorría de abajo a arriba el país,
desde; Sicilia hasta el valle del Po. En su celo por las almas parecía
absolutamente infatigable y, con frecuencia combinaba la curación de
sus cuerpos y la de sus almas. Lleno de compasión por el pobre que caía en las garras de los usureros, Marco estableció casas donde los que no tenían dinero podían obtener prestado el que necesitaran, con una pequeña garantía y a veces sin ella. Para fundar un banco semejante en Vicenza, predicó con tal elocuencia, que el dinero requerido se colectó en un día y la oficina se construyó y empezó a funcionar en un año. La compasión y la bondad que el Beato Marco tenía para los demás, se la negaba a sí mismo. Aun en sus viajes no omitía ninguna de las penitencias, vigilias y mortificaciones que practicaba en el monasterio. El alba con frecuencia lo encontraba sumido en la oración que había comenzado a la media noche. En Camerino, donde la peste estaba muy extendida, profetizó que cesaría la epidemia, si la gente se arrepentía. Dando crédito a sus palabras, las multitudes se acercaron al tribunal de la penitencia, confesando sus pecados y el azote se detuvo. Además de la casa en Vicenza, otros bancos de préstamos y hosterías se iniciaron a instancias del Beato Marco, especialmente una en Fabriano, construida por un amigo suyo y otra en Perugia, fundada por San Jaime o Santiago de las Marcas. Cuando yacía moribundo en Vicenza, pidió que se le leyera la Pasión y, cuando el lector pronunció las palabras de Cristo: "Todo está consumado", exhaló su último suspiro. En algunas ciudades italianas, el Beato Marco de Montegallo fue llamado "una nueva estrella de amor" y la descripción parece singularmente apropiada para aquél que resplandecía todo con el fuego de la caridad. Véase Acta Sancrorum, márzo, vol. III, donde los bolandistas han impreso extractos de los Annales de Wadding, junto con un elogio latino en verso, escrito por un contemporáneo. Cf. Léon. Auréole Séraphique, vol. I p. 530. |
* Vidas de los Santos, de Butler. Vol. I, ed. 1964