SÚPLICA:
DAME SEÑOR

   Dame, Señor, un poco de sol, algo de trabajo y un poco de alegría.

   Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo para digerir.

   Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros.

   No permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy yo.

   Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en esta vida y ser provechoso para los demás.

   Que siempre haya en mis labios una canción, una poesía o una historia para distraerme.

   Enséñame a comprender los sufrimientos y a no ver en ellos una maldición.

   Concédeme tener buen sentido, pues tengo mucha necesidad de él.

   Señor, concédeme la gracia, en este momento supremo de miedo y angustia, de recurrir al gran miedo y a la asombrosa angustia que tú experimentaste en el Monte de los Olivos
antes de tu pasión.

   Haz que a fuerza de meditar tu agonía, reciba el consuelo espiritual necesario para provecho de mi alma.

   Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.

   Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos experimente el gusto de tu Espíritu santo y bendito.

   Dame, Señor, una fe plena, una esperanza firme y una ardiente caridad.

   Que yo no ame a nadie contra tu voluntad, sino a todas las cosas en función de tu querer.

   Rodéame de tu amor y de tu favor.

 

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