Se trata de una efigie de Nuestra Señora de la Candelaria, copia famosa de Copacabana, llevada al sur del Perú, cerca de la ciudad de
Moqueda, hacia 1600.
Se quiso desarraigar su culto en la localidad de Chapí, por hallarse
en una quebrada inhóspita y de difícil acceso para los devotos, pero no se
consiguió.
En 1884, se empezó a trabajar en el embellecimiento de la primitiva
ermita
y la devoción fue en aumento, día tras día. Diez años más tarde, unos caballeros decidieron construir un santuario de gran capacidad. La Virgen
protegió
las obras: se encontró una cantera de buena piedra, cuando ya se les Había
agotado la que transportaban con mucha dificultad. Además, en 1897 y de un modo muy parecido al que ocurrió en Lourdes, surgió una fuente en una
gruta. Un obrero había ido por la noche a rogar a la Virgen que les diera agua
para hacer menos penoso su trabajo. Pero lo más extraordinario fue que otro
trabajador, enfermo de la vista, se lavó los ojos con el agua y sanó.
Junto con la festividad oficial el día 2 de Febrero, se celebran
también fiestas en Chapí, el día 1º de Mayo y el 8 de Septiembre.
Rubén Vargas U., S. J. Historia del culto de María en
lberoamérica, Buenos 1947, p. 575 y ss.
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