3 de febrero
SAN BLAS, *

Obispo y Mártir

Si vosotros no hacéis penitencia,
todos pereceréis.
(Lucas, 13, 5).


   San Blas, Obispo de Sebaste, deja su obispado y se retira a una caverna para hacer en ella penitencia. Las bestias feroces acuden a él, y cuando lo ven en oración, esperan que haya terminado de hablar con Dios para pedirle su bendición. Los esbirros del gobernador van a arrancarlo de su gruta para hacerlo morir en los tormentos.

MEDITACIÓN SOBRE
LA SOLEDAD

   I. Haz penitencia; y a fin de que esta penitencia te sea más útil, busca la soledad a ejemplo de San Blas. Evita las ocasiones en las que te acuerdas que has ofendido a Dios, no sea que a las mismas causas sigan los mismos efectos. ¡Qué dulce es conversar a solas con Jesús! ¡Qué dulce apartarse de la muchedumbre! Gusta este placer, y confesarás que todas las delicias del mundo nada tienen igual. ¡Ah! ¡cuán importuno resulta el bullicio del mundo para un alma que ha gustado la dulzura de la soledad! El mundo es para mí una prisión y la soledad un paraíso. (San Jerónimo).

   II. Si tu posición te retiene en el mundo, que ello no te impida tener la soledad del corazón. Cada año, por lo menos, reserva algunos días para pensar en tu alma; y todos los días dedica algunos momentos para lo mismo. A toda hora del día entra en ti mismo, piensa en lo que acabas de hacer y en lo que vas a hacer. ¿No querrás dar ese momento que Dios te pide? Esta soledad del corazón es absolutamente necesaria. ¿Para qué sirve la soledad del cuerpo sin la del alma? (San Gregorio).

   III. Todas las noches, después que hayas terminado tus quehaceres, piensa en los pecados que hayas cometido, para pedir perdón de ellos, y en las buenas obras que hayas hecho, para agradecer a Dios por ellas. ¡Qué alegría si has empleado el día santamente! ¡Qué tristeza, si no lo has aprovechado para hacer el bien! ¡Ay! tu vida pasará como este día, y acaso éste es el último de tu existencia. ¿Estás preparado para comparecer ante el tribunal de Dios?

La Penitencia
Orad por la paz.

ORACIÓN

   Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis  un nuevo motivo de alegría con la solemnidad de vuestro mártir y pontífice San Blas, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, experimentemos aquí abajo los efectos de su protecci6n. Por J. C. N. S.  Amén. 

  

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  • * FUENTE: Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)