San Anscario, también conocido como Oscar, nació en Picardía (c. 801-854) fue el apóstol de los escandinavos. Se educó en Corbie, un monasterio Benedictino y enseñó en Corvey, una casa hija en Westfalia. En ese tiempo, Luis I, el Pío, tenía una alianza con Harald de Dinamarca en una disputa dinástica a condición de que Harald y su país se convirtieran al cristianismo. Cuando Luis buscó a un misionero, el Arzobispo Ebbo de Rheims y el Abad Wala de Corvey recomendaron a Anscario. Su misión empezó alrededor de 826 en Schleswig y terminó el año siguiente con la derrota de Harald. Más tarde, Bjorn de Suecia permitió  a Anscario predicar en su país y estableció en Björnskö la primera iglesia de Escandinavia. Luis nombró a San Anscario primer obispo de Hamburgo en 831 y el año siguiente Gregorio IV lo nombró legado papal ante los escandinavos. La misión sueca se derrumbó en 845 cuando los vikingos destruyeron Hamburgo. San Anscario fue nombrado arzobispo de Bremen en 851,  renovó su trabajo misionero y convirtió a Haarik II de Suecia. Hizo tanto cuanto  pudo para aliviar las duras condiciones del comercio vikingo de esclavos. También fundó hospitales. Poco después su muerte, fue canonizado  por el Papa Nicolás I.