Este santo nació en 1556 en Leonessa en
Umbria, y a la edad de dieciocho años hizo su profesión como fraile capuchino
en su ciudad natal, y tomó el nombre de José, en lugar de Eufranio, su nombre
de pila.
Era humilde,
obediente y mortificado en grado heroico, y tres días a la semana no tomaba
otro sustento que pan y agua. Generalmente predicaba con un crucifijo en la mano,
y el fuego de sus palabras inflamaba el corazón de sus oyentes. En 1587 fue
enviado a Turquía como misionero entre los cristianos de Pera, suburbio de
Constantinopla. Allí animaba y servía a los esclavos cristianos de las galeras
con maravillosa devoción, especialmente durante una peste maligna, de la cual
se contagió, aunque después recobró la salud. Con virtió a muchos apóstatas,
y se expuso al rigor de la ley turca cuando predicaba la fe a los musulmanes.
José fue encarcelado dos veces, y la segunda vez lo condenaron a cruel muerte.
Mediante afilados garfios que atravesaban una de
sus manos y uno de sus pies fue colgado de una horca. Sin embargo, después de
haber sido torturado por muchas horas, fue puesto en libertad y se le conmutó
su sentencia por el destierro. Desembarcó en Venecia y, después de una
ausencia de dos años, regresó de nuevo a Leonessa, donde reanudó sus labores
con extraordinario celo. Hacia el fin de su vida sufrió mucho a causa de un
tumor. Para extirpárselo,
fue sometido a dos operaciones durante las que no exhaló el menor gemido o
queja, sosteniendo todo el tiempo un crucifijo sobre el cual tenía fijos los
ojos. Cuando se sugirió que antes de la operación debería ser atado, señaló
el crucifijo, diciendo: "Este es el lazo más fuerte; esto me sujetará
mejor que cualquier cuerda lo haría". La operación no tuvo éxito y San
José murió felizmente el 4 de febrero de 1612, a la edad de cincuenta y ocho años.
Fue canonizado en 1745.
Véase Giacinto de Belmonte, rita di S.
Guiseppe di Leonessa (1896); Auréole séra- phique (traduc.
inglesa) de Léon, vol. 1; y una útil obra popular por Fr, Ernest-Marie, Le protégé des anges (1936.) Dos cartas del santo se han
publicado en la Miscellanea francescana, vol, IX.
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