7 de febrero
SAN ROMUALDO,*
Abad
Velad y orad para que no caigáis en la tentación.
El espíritu en verdad está pronto,
pero la carne es flaca.
(Marcos 14, 38).
I. Es preciso rezar a Dios varias veces durante el día, pero sobre todo por la mañana al levantar se, y por la noche antes de acostarse. Asimismo sería menester rezar a Dios en todos los momentos del día, porque a cada momento recibimos beneficios del cielo. ¡Encontramos tantas coyunturas para hablar a los hombres, y no las hallamos para hablar a Dios! ¿Cuántas veces por día rezas a Dios? Examínate, humíllate, determina el tiempo que quieres consagrar a la oración, y sé fiel a la resolución que hayas adoptado. II. Dices que tienes muchas ocupaciones que te impiden dedicarte a orar como quisieras; te respondo con San Gregorio: "Cuanto más agobiado estés de trabajo, más debes orar, porque tienes necesidad del auxilio del cielo para hacerlo bien y para no pecar en las ocasiones en que te encontrares. Consulta a Dios en todas tus empresas; pídele sus luces y sus auxilios, y tendrás éxito". III. Si te falta tiempo para tus ejercicios de pie dad, sigue el consejo de Jesucristo: Vigilad y orad. Quítale una media hora a tu sueño, no te molestará; tantos lo hacen, y cumplen con sus deberes de estado tanto o mejor que tú. Con tanta frecuencia trasnochas para divertirte, o para ocuparte de tus negocios; quita algo a esas ocupaciones que te amargan la vida y que no te dejan tiempo para pensar en Dios. Desecha todo lo que te hace la vida presente corta para el trabajo y larga para el dolor. (San Euquerio).
La Oración ORACIÓN Haced, os suplicamos, Señor, que la intercesión de San Romualdo, abad, nos haga agradables ante Vuestra Majestad, y que obtengamos, por sus oraciones, las gracias que no podemos esperar de nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén. |
. |
|
|