12 de febrero
SANTA MARINA, *
Virgen
(Sin fecha)
Cierto hombre de Bitinia llamado Eugenio, habiendo quedado viudo, se retiró a un monasterio y se hizo monje. Después de algún tiempo, llegó a sentirse muy agobiado por el recuerdo de su pequeña hija, Marina, a quien había dejado al cuidado de una pariente. Habiéndole dicho a su abad que la criatura era un muchacho, llamado Marino, obtuvo permiso para traerlo a vivir al monasterio. Allí estuvo vestida como niño y así pasaba como tal. Vivió con su padre hasta que él murió, cuando ella tenía diecisiete años. Siguió viviendo como monje y con frecuencia la ocupaban en llevar una carreta hasta el puerto para traer algunas mercancías. De vez en cuando, era necesario que pasara la noche en la hostería cercana al desembarcadero. Cuando se notó que la hija del posadero iba a ser madre, se acusó al atractivo y bien parecido Marino de ser su seductor. Cuando le trajeron la noticia al abad, éste imputó el cargo a Marino, y "él" no lo negó; por lo cual fue despedido del monasterio, a cuyas puertas se quedó a vivir como mendigo. Cuando la hija del posadero hubo destetado al niño se lo trajo a Marino y desdeñosamente le dijo que cuidara de su hijo. Esto lo sufrió Marino en silencio, cuidando del niño y sobrellevando su vergüenza ante todos los que pasaban. Después de cinco años, el abad, por intercesión de los monjes, que estaban impresionados por este ejemplo de paciencia y humillación, admitió a Marino y al niño al monasterio, pero le impuso al primero severas penitencias y los oficios más bajos de la casa. Poco después murió Marino, y cuando los hermanos fueron a preparar el cuerpo para su sepultura, descubrieron su sexo. El abad quedó agobiado del remordimiento por la injusticia cometida inconscientemente y admirado por el heroísmo de la mujer. Marina fue sepultada con respeto y dolor, y la mujer que la había acusado falsamente quedó poseída del demonio, del que sólo se vio libre cuando confesó su pecado y le pidió a Marina que intercediera por ella en el cielo. La historia de esta Marina, cuyo nombre aparece en los menologios griegos el 12 de febrero, es sencillamente uno de tantos romances populares de mujeres disfrazadas de hombres, como existen en las "vidas" de las santas Apolinaria Eugenia, Eufrosina, Pelagia de Jerusalén y Teodora de Egipto. Para los textos de la leyenda de Marina véase de L. Clugnet, Vie et office de Ste Marine (1905), reimpresa de la Revue de l´Orient chrétien; Migne, PG., vol. CXV, pp. 348 ss., y también el Acta Sanctorum, julio, vol. IV. No es asunto fácil determinar el orden preciso en la maraña de plagios a que se hace referencia arriba: Delehaye ha discutido extensamente el asunto en su Legends of the Saints, pp. 197-206. El opina que el punto de partida en este grupo de santas imaginarias fue una especie de novela piadosa sobre "el arrepentimiento de Pelagia," que pretendían haber sido escrita por un tal Santiago, basada en un incidente relatado en un sermón de San Juan Crisóstomo. Se notará naturalmente, que Marina no es otra cosa que la expresión en latín del nombre griego de Pelagia. |
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