San Euquerio es movido Por la gracia y abandona el mundo; pero es sacado de su retiro y es nombrado
obispo de Orleáns. Demasiado amaba la gloria de Dios, como para que pudiera vivir en paz
con el mundo, que es el enemigo de Jesucristo. Por su justicia fue pronto perseguido
y desterrado a Colonia, más tarde a Lieja. Obtuvo el permiso de retirarse al monasterio de San Trond, donde
murió en el año 743. Obró gran número de milagros sobre su tumba.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS PERSECUCIONES
I. La virtud es perseguida en el mundo; no es su
centro, ni el lugar de su reposo. Prepárate a sufrir los insultos de los
hombres, si quieres vivir como servidor de Jesucristo. El discípulo no es más
que su maestro. ¡Qué dicha para mí, dulce Jesús mío, ser maltratado como
Vos, y Por amor Vuestro! ¡Oh mundo infiel, cuán agradables me resultan tus
persecuciones, Pues me hacen amigo de Dios! ¡Oh siglo, qué culpable que
eres! ¡Para hacer felices a tus amigos, los haces enemigos de Dios! (San
Bernardo).
II. No te inquietes por lo que
el mundo diga de ti; el mundo es un insensato que no juzga sino Por pasión.
Trata de contentar a Dios y a tu conciencia, y deja que hable el mundo y sus
adoradores. Empero, combate con tus palabras sus falsas máximas, y con la
santidad de tu vida sus malos ejemplos; prepárate a sufrir afrentas, burlas y
calumnias, que son la copa que prepara para los discípulos de Cristo, y
di con San Pablo: Si yo agradase a los hombres, no sería servidor de
Jesucristo.
III. Persevera constantemente en la práctica
de la virtud, sin mirar nunca atrás; resiste todos los ataques del mundo,
es el modo de vengarte noblemente de este enemigo de tu virtud; dejará de
atacarte cuando reconozca que eres invencible. Ruega a Dios por aquellos que te
proporcionan la ocasión de practicar la paciencia. Tus oraciones y tus buenos
ejemplos harán, con harta frecuencia, que tus perseguidores te admiren y te
imiten.
El desprecio del mundo
Orad por las congregaciones religiosas.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced que la augusta
solemnidad del bienaventurado Euquerio, Vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de
devoción y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén. |