El Beato Benildo (en el siglo Pedro Romançon), nace en el pueblo
de Thuret en la parte meridional del centro de Francia. Resulta tan aventajado
con respecto a sus compañeros de escuela elemental que los Hermanos le
contratan como maestro auxiliar, con 14 años de edad. A pesar de los reparos
que ponen sus padres que quieren guardarle en casa, y la reticencia de los
superiores que lo consideran demasiado bajo de estatura, finalmente es admitido
en el Noviciado.
Desde 1821 hasta 1841 enseña sucesivamente en el conjunto de
escuelas elementales que tienen los Hermanos Lasallanos en la región
administrativa de Clermont-Ferrand. En 1841 es nombrado Director de la escuela
que se abre en Saugues, un pueblo aislado en la planicie árida del sur de
Francia. Durante los 20 años que siguen, trabaja sosegada y eficazmente, como
maestro y director, en la educación de los chicos del pueblo y de algunas
granjas de los alrededores; gran parte de estos últimos ya son casi hombres
pero no han estado nunca en la escuela hasta entonces.
Aunque de baja estatura, el Hermano Benildo
tiene fama de ser estricto pero justo. Pronto la escuelita se transforma en el
centro de la vida social e intelectual del pueblo, con clases de noche para los
adultos y un acompañamiento para los alumnos menos capacitados. El
extraordinario sentido religioso del Hermano Benildo
es evidente para todos: durante la misa con los alumnos en la iglesia parroquial,
en la enseñanza del catecismo, en la preparación de los chicos a la primera
comunión, en las visitas a los enfermos y las oraciones con ellos, y los
rumores de curaciones milagrosas.
Es particularmente eficaz para atraer vocaciones. Cuando llega la
hora de su muerte más de 200 Hermanos y un número impresionante de sacerdotes
han sido alumnos suyos en Saugues. El Papa Pio XI subraya que se ha santificado
soportando "el terrible cotidiano" y en el decreto de
beatificación "que ha cumplido las cosas comunes de una manera poco común".
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