Pepino, duque de Brabante, halló el medio para unir la piedad con las riquezas, la santidad y la humildad con las grandezas del mundo. Supo conciliar el favor del rey sin perder la amistad de Dios. Acercábase a menudo al tribunal de la penitencia, siempre con los pies desnudos y los ojos llenos de lágrimas. Sus principales consejeros fueron dos santos obispos. Gracias a sus consejos, vivió en el mundo sin dejarse seducir por sus falsas máximas ni corromperse con sus malos ejemplos. Murió en el año
646.
MANERA DE VIVIR
COMO HOMBRE DE MUNDO
y COMO BUEN CRISTIANO
I.- No debemos tener miedo de disgustar a los hombres, de atraernos su desprecio y de llegar a ser objeto de sus burlas, si ello es necesario para hacer que Dios nos ame y estime. Hemos de salvarnos, cueste lo que cueste. De lo dicho, sacamos dos
conclusiones: nada debemos hacer contra Dios por temor a los hombres, y nada debemos omitir de lo que pueda contribuir a su gloria, con la mira puesta en
atraernos su estima y su amistad. No trabajamos para los hombres: ellos no nos recompensarán ni nos castigarán después de esta vida; Dios
sólo nos puede hacer felices durante la eternidad.
II. Se puede, sin embargo, vivir como hombre
de mundo y como buen cristiano, pues las máximas
del Evangelio están de acuerdo con la razón. Sé bueno y afable, haz bien a todo el mundo, aun a tus enemigos; ponte por debajo de todos los demás
mediante una sincera humildad, nunca hables mal de nadie; de esta manera cumplirás con todos los
deberes de un hombre de mundo y de un buen cristiano.
III. Ten cuidado, empero, de no dejarte llevar de la vanidad. No cumplas estos deberes de cortesía, no ejerzas esta caridad, no practiques esta humildad, con el fin de conquistar una alta
reputación; ten sólo la intención de agradar a Dios, cuyos mandamientos cumples, cuya imagen consideras en tu
prójimo. Si
así te comportas, serás doblemente recompensado: los hombres te admirarán, y Dios te estimará. Por lo contrario, si trabajas para los hombres, te pagarán
sólo con ingratitud y Dios no te recompensará; para facilitarte la práctica de esta virtud, ve siempre a Dios en la persona de tu
prójimo. ¿Viste a tu prójimo? Has visto a Dios. Clemente de Alejandría).
La piedad
Orad por vuestros parientes.
ORACIÓN
Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un
nuevo motivo de júbilo en la solemnidad del bienaventurado Pepino, vuestro confesor, haced que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos la que
vivió en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.
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