21 de febrero
SAN JORGE, *
Obispo de Amastris
(825 d. C.)
A principios del siglo IX vivían en Cromna, cerca de Amastris, a orillas del Mar Negro, Teodosio y Megeta, un matrimonio que no había tenido hijos hasta que Dios escuchó sus oraciones y les dio uno, a quien pusieron por nombre Jorge. A los tres años de edad, el niño cayó sobre una hoguera y estuvo a punto de perecer. Sin embargo, logró salvarse milagrosamente, o por lo menos así lo pensaron sus padres, aunque sufrió quemaduras que le dejaron las manos y uno de los pies cubiertos de cicatrices. Jorge era de una bondad tan extraordinaria, que sorprendía a cuantos le trataban. Hizo los estudios sacerdotales y, a su ordenación asistieron muchas gentes que le habían visto crecer o a cuyos oídos habían llegado el ruido de su fama. El joven sacerdote se sintió llamado a un mayor despego del mundo y se retiró a un desierto del Monte Sirik, donde encontró a un anciano anacoreta que le inició en la vida eremítica. Permanecieron juntos hasta que, hallándose a punto de morir, el anciano indicó a Jorge que no se quedase ahí solo, sino que se fuera al monasterio de Bonissa. Jorge fue aceptado al punto en el monasterio, aunque era completamente desconocido y los monjes le trataron como a un viejo amigo. No se arrepintieron de ello, pues Jorge se distinguió pronto, aun entre aquellos santos siervos de Dios. Pero el pueblo de Amastris no había olvidado al santo. Cuando el obispo del lugar murió, Jorge fue elegido para reemplazarle y la población envió al monasterio a sus delegados para comunicarle su nombramiento. Pero como Jorge se negase a aceptar el cargo, la diputación le llevó por la fuerza a Constantinopla para presentarlo al patriarca San Tarasio, quien le reconoció al punto. En efecto, algunos años antes, Jorge había participado en el canto solemne de los oficios nocturnos. Se acostumbraba entonces dar una pequeña limosna a quienes habían cantado en el coro, pero Jorge se había negado a aceptarla, cosa que impresionó mucho a Tarasio. El patriarca se mostró decidido a consagrar a Jorge, aunque el emperador tenía otro candidato para la sede de Amastris. Anunció pues que el pueblo había elegido a Jorge y no quedaba otra cosa que hacer más que presentar a los dos candidatos y proceder a una nueva elección. Resultó otra vez electo Jorge, quien fue consagrado por el patriarca y recibido por el pueblo con grandes muestras de júbilo. El nuevo obispo fue un padre para su grey y su prudencia no superó a su piedad. En aquella época, la región se veía frecuentemente atacada por los sarracenos. En vísperas de uno de tales ataques, se dio aviso a los campesinos y gentes de los alrededores para que se refugiaran dentro de las murallas de la ciudad; pero ellos no creyeron en el peligro inminente y se negaron a abandonar sus casas. Entonces san Jorge fue de puerta en puerta, explicándoles el peligro en que se hallaban y tratando de persuadirles para que se refugiaran en la ciudad. Los campesinos obedecieron a su obispo. El enemigo encontró la ciudad preparada para rechazar el ataque y prefirió retirarse. Ver Acta Sactorum, febrero, vol. III. El texto griego completo ha sido publicado por V. Vasilievsky, en Analecta Byzantinorussica, vol. III, 1893, pp. 1-73; en la introducción de dicha obra el autor discute a fondo la biografía de San Jorge. |
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