La Pasión de Santa Anastasia relata que era la hija de un noble romano
llamado Pretextato y
que tuvo a San Crisógono como consejero y director. Anastasia se casó con el pagano
Publio y, durante la persecución de Diocleciano, atendió a los confesores de la fe que se
hallaban en prisión, hasta que su marido le prohibió que saliese de casa. Anastasia
mantenía correspondencia con San Crisógono, quien se hallaba en Aquilea y, cuando
Publio murió, en el curso de un viaje a Persia, su viuda se apresuró a
trasladarse a Aquilea para socorrer a los cristianos de aquella ciudad. Después
del martirio de Santa Agape, Cionía e Irene, también Anastasia fue detenida y
trasladada a Sirmiun para comparecer ante el prefecto del Ilírico. Mientras
estuvo en la prisión, se le apareció con frecuencia Santa Teódota para
consolarla y alimentarla. Des pués fue embarcada en un navío, junto con otro
cristiano y con numerosos criminales y delincuentes paganos, y abandonada a la
deriva en alta mar. Pero de nuevo apareció Santa Teódota que condujo la nave a
la costa sin contra tiempos, de suerte que todos los paganos se convirtieron.
Anastasia fue captu rada de nuevo y se la envió a la isla de Palmira, donde se
le dio muerte en la hoguera, después de haberla atado, boca arriba, en el
suelo, a cuatro estacas. Al mismo tiempo, otros doscientos hombres y setenta
mujeres fueron martiri
zados también.
Estos relatos son enteramente apócrifos. A Santa
Anastasia se le rindió culto en Roma desde fines del siglo quinto, cuando se
inscribió su nombre en el canon de la misa, pero según los datos ciertos que
se tienen, nunca tuvo nada que ver con esa ciudad. Su culto se originó en
Sirmiun, en Panonia, donde tal vez fue martirizada durante la persecución de
Diocleciano, aunque no han llegado hasta nosotros detalles ciertos de su vida y
de su muerte. Mientras San Genadio fue patriarca de Constantinopla, durante la
segunda mitad del siglo quinto, las reliquias de Santa Anastasia fueron
trasladadas de Sirmiun a Constantinopla y ahí se rindió considerable culto a
la santa. El aspecto histórico litúrgico más interesante de Santa Anastasia
es la distinción de que se la conmemore en la segunda misa del día de Navidad.
En Roma, al pie de la colina del Palatino y cerca
del Circo máximo, habia una iglesia del titulus Anastasiae. Había sido
construida en el siglo cuarto, se la llamaba de Santa Anastasia y tuvo
considerable importancia, puesto que en esa iglesia cantaba el Papa la segunda
misa del día de Navidad. Durante el siglo
sexto y todavía después, aquella misa era propia de Santa Anastasia. La
extraor dinaria importancia litúrgica que se dio a aquella mártir, debida a
las condi
ciones imperantes en Roma en los siglos quinto y sexto, ha quedado reducida a
una simple conmemoración en la Misa de la Aurora. No existe, al parecer,
ninguna tradición en la que se mencione que Santa Anastasia haya sido marti
rizada un 25 de diciembre. En la actualidad, los griegos celebran su fiesta el día
22, la veneran como una megalomártir y como abogada y remediadora de los
que sufren los efectos de algún veneno.
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