San Dionisio fue presbítero de la
Iglesia de Roma en tiempo de los pontífices Esteban y Calixto II. Habiendo
recibido este último la corona del martirio imperando Valeriano en 6 de
agosto del año 258, quedó vacante la Santa Sede por la violencia de la
persecución casi un año, hasta que nuestro Santo fue electo Papa el 2 de
julio del 259.
A San Dionisio de Alenjandría le llaman hombre admirable y
persona eminentemente sabia. San Basilio ensalza hasta lo sumo su caridad, que
se extendía hasta los últimos términos del Imperio. Cuando los godos después
de haber saqueado a Cesaréa, capital de Capadocia, habían hecho esclavos y
cautivos a los más de sus habitantes, escribió el buen Papa una carta de
consolación a aquella ciudad, enviándola con un mensajero, y grandes sumas
de dinero para el recate de varios cautivos. Dionisio condenó a Sabelio en un
Concilio romano, y después confutó las blasfemias de Paulo de Samosata.
San Atanasio y San Basilio usaron de sus elegantes escritos para
probar la Divinidad del Hijo, y el último para probar también la del Espíritu
Santo. San Atanasio testifica que los trescientos Padres del Concilio de Nicea
no usaron de nuevas expresiones para defender la fe católica, sino de las que
recibieron de los referidos pastores de la Iglesia, copiando particularmente
las de San Dionisio Romano, y su amigo del mismo nombre, el Alejandrino. Este
Santo Papa murió el 26 de diciembre del año 268.
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