San Zósimo Papa y
confesor, en Roma igualmente. Era griego, originario de Misuraca. Fue electo
Papa el 18 de marzo del año 417. Tenía un temperamento fuerte.
Nombró a su protegido, Patrocio de Arlés, metropolita de las
provincias de Vienne y de Narbona, poniendo así bajo su control todo el clero
de la Galia. Si se hubiera tomado la molestia de informarse, se habría
enterado de que nadie, en esa región de Europa, quería a aquel ambicioso. De
modo que, de un golpe, se granjeó el rechazo de los galos. En Africa,
apelando a decretos de los que nadie había oído hablar, exigió la
rehabilitación de Apiario, un sacerdote condenado con toda justicia, de fondo
y de forma. Y en cuanto a Pelagio y a Celestio, cuyos evidentes errores ni
merecían ser denunciados, estuvieron a punto de convencerle de su estricta
ortodoxia. San Agustín se estremeció: ¿llegaría a cometer el papa otro
error garrafal? Zósimo, no obstante, terminó condenando a Pelagio y a
Celestio en su famosa Epístola tractoria.
La providencia, felizmente, puso término
a «aquel reinado torpe en el que se toleró la intromisión del Estado en los
asuntos internos de la Iglesia romana, anegando por un tiempo todo lo que el
trabajo silencioso y prudente de sus predecesores había logrado en favor de
la independencia de la Iglesia» .
Murió siendo modelo de Pontífices el año 418. Extendió el uso del
cirio pascual a todas las Iglesias. Defendió con más energía que prudencia
el principio de los derechos de la Santa Sede.
|