Un santo ermitaño se cruzó
en el camino con un monje de Cluny y le rogó dijese a San Odilón, abad de ese
monasterio, que los demonios se quejaban por el número de almas que sus
oraciones y la de sus religiosos libraban del purgatorio. En cuanto lo supo el
santo abad ordenó a toda su Orden que consagrara el segundo día de noviembre
para orar por la liberación de las almas del purgatorio. Esto fue en el año
998. Esta costumbre, adoptada en seguida por otros monjes y por la diócesis de
Lieja en 1008, se extendió gradualmente en todo el Occidente.
MEDITACIÓN SOBRE LAS ALMAS DEL PURGATORIO
I. Las almas del purgatorio sufren la pena de daño,
porque están privadas de la vista de Dios. ¡Qué cruel es esta separación! La
naturaleza y la gracia los impulsan violentamente hacia Dios, pero no pueden
llegar hasta Él. Lo que les causa más pena es ver que su dicha es aplazada
porque, en la tierra, gozaron de algunos leves placeres que les estaban prohibidos.
Ten piedad de estas almas y, con tus mortificaciones, trabaja por retirarlas de
esta triste morada. II. Estas
almas son atormentadas por el mismo fuego que atormenta a los condenados, su
pena es la misma; la única diferencia está en que los condenados sufrirán
toda la eternidad y las almas del purgatorio solamente un tiempo. Puedes
abreviar este tiempo con tus oraciones, ayunos y limosnas. ¿Negarás esta
caridad a tus padres, a tus hermanos cristianos que te la piden? Oye su queja: ¡Tened
piedad de mí, tened piedad de mí, por lo menos vosotros que fuisteis mis
amigos! III. Estas
santas almas, sin embargo, tienen consuelos en medio de sus suplicios, porque
están resignadas a la voluntad de Dios que en ellas se cumple para
purificarlas, y porque ven, por un lado, el infierno que evitaron, y por el
otro, el cielo que las espera. Cristianos, aprended de ellas cómo hay que
sufrir, y pasad lo más que podáis vuestro purgatorio en esta vida; sufrid con
la misma fortaleza y la misma esperanza que las almas del purgatorio. Señor,
purificadme en esta vida, a fin de que después de esta vida escape de las
llamas del purgatorio. (San Agustín). La
devoción
a las almas del purgatorio
Orad por su liberación.
ORACIÓN Oh Dios, Creador y Redentor de todos los hombres,
conceded a las almas de vuestros servidores y servidoras, la remisión de todos
sus pecados, a fin de que obtengan por nuestras humildísimas oraciones el perdón
que ellas siempre han deseado. Vos que vivís y reináis en unidad con el
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
MISAS
DEL DÍA
|