Santa Silvia (También
escrito "Sylvia"), fue la madre del Papa
San Gregorio Magno, nacida alrededor del 515 (525?); muerta alrededor del 592.
No existe desafortunadamente una
vida de Silvia y todo lo que existe concerniente a ella son unas pocas y escasas
noticias. Su lugar de nacimiento se localiza a veces en Sicilia a veces en Roma.
Aparentemente era de una familia distinguida como la de su marido, el
regionarius romano Gordiano. Además de Gregorio, ella tuvo un segundo hijo.
Silvia fue notoria por su gran piedad, y dio a sus hijos una excelente educación.
Después de la muerte de su esposo se dedicó enteramente a la religión en la
"nueva celda, al lado de la puerta del beato Pablo" (cella nova
juxta portam beati Pauli). El Papa San Gregorio Magno tenía un retrato en
mosaico de sus padres, ejecutado en el monasterio de San Andrés, que es
descrito minuciosamente por Juan Diacono (Johannes Diaconus) (P.L., LXXV,
229-30). Silvia fue retratada sentada con la cara a la vista, y en la cual las
arrugas de la edad no pudieron extinguir su belleza; los ojos eran grandes y
azules, y la expresión graciosa y animada. La veneración de Santa Silvia es de
edad temprana. En el siglo nueve se erigió un oratorio sobre su antigua
vivienda, cercana a la Basílica de San Saba. El Papa Clemente VIII (1592-1605)
inscribió su nombre el 3 de Noviembre en el Martirologio Romano. Es invocada
por las embarazadas para un parto seguro.
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