7 de noviembre
SAN FLORENCIO,
Obispo y Confesor
Si tu hermano pecare contra ti,
ve y corrígelo estando a solas con él.
(Mateo, 18, 15).
El rey Dagoberto II, hacia el año 678, decidió nombrar obispo de Estrasburgo al ermitaño San Florencio que, desde hacía una veintena de años, vivía en un yermo al pie del Ringelberg. Teníaselo por oriundo de Irlanda. Fundó el monasterio de Haslach, y atrajo a Estrasburgo a muchos monjes, sobre todo irlandeses, para los cuales edificó la abadía de Santo Tomás. Murió hacia el año 693. I. Considera los efectos de la ira, y aborrecerás
este vicio. La ira o cólera te vuelve insoportable a ti mismo, turba la paz de
tu alma y arruina la salud de tu cuerpo; además, te hace odioso a tu prójimo,
porque nadie quiere conversar con un hombre que se arrebata por las cosas más
insignificantes. ¡He merecido yo el infierno por mis crímenes, y no quiero
sufrir nada para expiarlos! ¡Los santos soportaron el martirio por Jesucristo,
y yo me irrito por una palabra! Si consideras que lo que te contraría te sucede
por la permisión de Dios, te someterás a sus órdenes sin quejarte y sin dejarte llevar por la cólera. Los bienes y los males, la
vida y la muerte, la pobreza II. ¡Cuántas faltas no arrastra consigo la cólera! Las injurias, las calumnias, las enemistades, las muertes y las guerras, son los funestos efectos de este vicio. Para corregirte de él, acuérdate de la paciencia que Jesucristo te ha enseñado con sus palabras y con sus ejemplos. ¿Acaso Dios echa mano del rayo todas las veces que lo ofendes? Nada emprendas, nada resuelvas en el momento de la ira; deja que primero se calme la tempestad. III. Alguien te ha ofendido, vete a buscarlo cuando se ha calmado tu cólera, hazle ver su falta con dulzura y caridad: te escuchará infaliblemente y reconocerá sus yerros. Reconcíliate con él lo antes posible; cuando tuviere falta, no vaciles en prevenirlo. Si falta a su deber, ¿no faltas tú al consejo que Jesucristo te da?; perdónalo. no sea que te vuelvas tú malo como él. ¿Has recibido una injuria? Perdona a fin de que no haya dos culpables.
La mansedumbre ORACIÓN Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Florencio, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén. |