8 de noviembre
SAN WILLEHALDO,(*)
Obispo de Bremen
(789)
Willehaldo
era originario de Nortumbría, en Inglaterra. Probablemente se educó en
York, pues fue amigo de Alcuino. Después de su ordenación, las
conquistas espirituales que muchos de sus paisanos habían hecho para
Cristo (como San Wilibrordo En Frieslandia y San Bonifacio en Alemania),
le encendieron en deseos de ir a predicar alverdadero Dios en alguna de
esas naciones bárbaras. Hacia el año 766, desembarcó en Frieslandia y
empezó a predicar en Dokkum, cerea del sitio en que San Bonifacio y sus
compañeros habían recibido la corona del martirio el año 754. (El
Martirologio Romano afirma, erróneamente, que Willehaldo fue discípulo
de San Bonifacio). Después de bautizar a algunos conversos, el santo se
internó hacia la región de Overyssep, sin dejar de predicar por el
camino. En Humsterland, Willehaldo y sus compañeros estuvieron a punto
de perecer, ya que los habitantes echaron suertes para decidir si debían
exterminarlos. Pero Dios dispuso que la suerte los favoreciese. En vista
de ese incidente, San Willehaldo juzgó más prudente volver a Drenthe y
trabajar en los alrededores de Utrecht, cuyos habitantes eran menos
hostiles. A pesar de la obra llevada Cabo por San Wilibrordo y sus
sucesores, quedaban todavía muchos paganos por convertir.
Desgraciadamente, el celo indiscreto de algunos misioneros hizo más mal
que bien. En efecto, ciertos compañeros de Willehaldo demolieron los
templos de los paganos, quienes se enfurecieron tanto, que decidieron
darles muerte. Uno de ellos descargó con tal fuerza su espada sobre el
cuello del santo, que su cabeza habría ido a dar muy lejos, a no ser
porque el acero pegó contra un grueso cordón del que llevaba siempre
colgado un relicario, lo que le salvó la vida, según dice su biógrafo.
Este incidente se parece sospechosamente al que se cuenta de San
Wilibrordo en la isla de Walcheren. |
* Vidas de los Santos, de Butler. Vol. IV, ed. 1964