17 de noviembre
BEATA ROSA FILIPINA DUCHESNE,
Virgen
(1852)
Rosa Filopina Duchesne nació el 29 de agosto de 1769 en Grenoble, Francia. Fué bautizada en la iglesia de San Luis, y le dieron el nombre de San Felipe apóstol, y el de Santa Rosa de Lima, primera santa del nuevo continente. Educada en el Convento de la Visitación de Ste. Marie-d'en-Haut, y atraída por la vida contemplativa, entró en ese monasterio a los 18 años. La comunidad se dispersó durante la Revolución Francesa. Filipina regresó a su familia y se dedicó a cuidar a los presos y a todos los que sufrían. Intentó reconstruir el monasterio de Ste. Marie después del Concordato de 1801 con algunas compañeras, pero no lo logró. En 1804 Filipina oyó hablar de una nueva congregación, la Sociedad del Sagrado Corazón, y pidió a la fundadora Magdalena Sofía Barat ser admitida, ofreciendo su monasterio. La Madre Barat visitó Ste. Marie en 1804 y recibió a Filipina y sus compañeras como novicias en la Sociedad. La vida contemplativa alimentó en Filipina el deseo de ir a las misiones. Atraída por la Eucaristía desde su juventud, pasó la noche de un Jueves Santo en oración. Escribió a la Madre Barat: «Pasé la noche entera en el Nuevo Continente llevando el Santísimo Sacramento por todas partes... Tenía que hacer tantos sacrificios: una madre, hermanas, parientes, mí montaña ... Cuando me diga: "Te envío", responderé en seguida: "Voy"». Sin embargo, tuvo que esperar otros 12 años. En 1818 el sueño
de Filipina se vio realizado. El Obispo del territorio de Louisiana buscaba una
congregación de religiosas para ayudarle a evangelizar los niños franceses e
indios de su diócesis, y Fílipina fue enviada a responder a esta llamada. En
St. Charles, cerca de St. Louis, Missouri, fundó la primera casa de la Sociedad
fuera de Francia, en una cabaña de troncos. Allí vivió todas las austeridades
de la vida de frontera: frío extremo, trabajo duro, falta de dinero. Nunca llegó
a aprender bien el inglés. Las comunicaciones eran muy lentas: a veces no le
llegaban noticias de su querida Francia. Luchó por mantenerse estrechamente
unida con la Sociedad del Sagrado Corazón en Francia. Estuvo sólo un año entre los Potowatomies, pero su valor pionero no flaqueó, y sus largas horas de contemplación inspiraron a los indios el llamarla " La mujer que siempre reza ". Su salud no pudo resistir el régimen de vida en el poblado. Volvió a St. Charles en julio de 1842, aunque su corazón valiente nunca perdió el deseo de las misiones. "Siento el mismo anhelo por las Montañas Rocosas que sentía en Francia cuando pedí venir a América ... ". Filipina murió en St. Charles, Missouri, el 18 de noviembre de 1852, a la edad de 83 años. |