San Saturnino fue detenido y arrojado en una prisión durante la persecución de
Diocleciano.
Después de haber sufrido mucho en su mazmorra, fue sacado de ella para ser extendido en el potro; pero como las torturas ordinarias no podían doblegarlo a sacrificar a los dioses, le machucaron el cuerpo a
bastonazos y le quemaron los costados con antorchas ardientes. Por fin fue decapitado junto con el diácono
Sisino, y sus cuerpos fueron enterrados a dos millas de Roma, en la vía
Salariana, el año 309. MEDITACIÓN
SOBRE LA VERDADERA
PRUDENCIA DEL CRISTIANO
I. La verdadera prudencia del cristiano consiste en
regular la vida según las máximas del Evangelio; hay que mirar las cosas de
este mundo con los ojos de la fe. El hombre político, el médico, el orador si-
guen las reglas de su respectivo arte: iSólo el cris- tiano quiere hacer
profesión de cristianIsmo sin ob- servar sus preceptos! Se declara discípulo
del Evangelio no obstante vivir una vida contraria al Evangeio. Leen el Evangelio y se entregan a la impureza; se dicen discípulos de una ley santa y llevan una vida criminal. (Salviano).
II. ¿De qué proviene que no obremos según las máximas del Cielo? Es que no meditamos lo
suficiente. ¿Podríamos acaso amar las riquezas y los placeres, si pensásemos seriamente en la muerte que
está próxima, en el juicio que le sigue, en la eternidad de dicha o de infelicidad que será nuestra herencia?
III. Sería menester meditar cada día una verdad del Evangelio y elegir una de ellas en particular con la que entretuviésemos nuestra alma, que fuera como nuestro lema y nuestro grito de guerra en
nuestra lucha contra el demonio. Los santos tuvieron su divisa particular, San Francisco: Mi Dios y mi todo; Santa Teresa: O padecer o morir; San Ignacio de
Loyola: A la mayor gloria de Dios; el cardenal de Bérulle: Nada mortal para un corazón inmortal. Siguiendo el ejemplo de estos grandes hombres, elige en la
Escritura o en los Padres una palabra y no la pierdas de vista. ¿De qué sirve al hombre ganar todo el
universo, si llega a perder su alma? El deseo de la sabiduría
Orad por los prisioneros.
ORACIÓN
Oh Dios, que nos concedéis la alegría de celebrar
el nacimiento al cielo del bienaventurado Saturnino, vuestro mártir, concedednos la gracia de ser asistidos por sus méritos.
Por J. C. N. S. Amén.
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