Según la Vida conservada en la Biblioteca Nacional
de París, escrita en el siglo XIII, Quintino, nativo de la región parisina,
estaba al servicio de Gontranno, noble de la Turingia, dignatario en la corte de
Clotario I (m. 561).
Habiéndose rehusado a las propuestas indecentes de la mujer de su
patrón, Aza, esta vengativa mujer decide desembarazarse de él. Para llevar a
cabo su venganza, lo hace conducir por sus cómplices junto al río, y allí fue
decapitado.
La cabeza, arrojada a una fuente, hizo milagrosas sus aguas. La
leyenda es muy creíble y se encuadra en el contexto histórico y aún bárbaro
del siglo VI secolo, donde la lujuria y la violencia eran usuales en la corte de
los francos.
El oscuro autor concluye su relato con una violenta invectiva
contra las mujeres malvadas, con la intención de dar una lección moral.
De San Quintino se sabe que ya en el siglo IV se le rendía culto el 4 de
octubre en Tours, y de allí se extiende un poco a la región interna; en la
catedral de San Esteban de Meaux son custodiadas, por lo menos desde el siglo
XIII, las reliquias de San Quintino Mártir, venerado en Meaux, muerto por haber
querido respetar los Mandamientos de Dios y por fidelidad a su patrón.
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