San Simón, de Caná en Galilea, y
San Judas Tadeo, hijos de María de Cleofás y primos de Jesús, fueron a predicar el Evangelio, uno a Egipto, el otro a
Mesopotamia. Después de treinta años de trabajos apostólicos, fueron llamados a Persia, en donde
convirtieron a gran número de paganos. Las imágenes del sol y de la luna se quebraron cuando ellos lo ordenaron, y los demonios salieron de sus templos y emprendieron la fuga bajo la forma de negros etíopes.
Los paganos, excitados por dos magos, se arrojaron sobre los santos apóstoles y los masacraron. Los
instigadores del crimen perecieron fulminados por un rayo.
MEDITACIÓN
SOBRE SAN SIMÓN
y SAN JUDAS TADEO
I. Dios llama a su servicio a los que Él ama; los separa del mundo, como hizo con estos dos apóstoles, hijos de María de Cleofás, prima de la Santísima
Virgen. Jesús amaba particularmente a estos dos hermanos, gracias, sin duda, a la intercesión de Maria en su favor. Dios sólo es quien nos llama a su servicio, mas,
¡cuántas almas deben su vocaci6n a la Santísima Virgen! Renunciemos al mundo, y seremos más grandes que sus honores y que toda su gloria. (San Cipriano).
II. El mundo persiguió a estos dos apóstoles y les dio muerte, porque disipaban sus tinieblas con la luz del Evangelio. Hombres apostólicos: la
persecución será siempre vuestra parte. Vosotros aborrecéis al mundo, no os asombréis de que él os pague con la misma moneda. Regocijaos, porque cuanto más disgustéis a los hombres, más
agradaréis al Señor. El mundo ama sólo a los que se le parecen.
III. Las amenazas, las calumnias, los tormentos y la muerte no fueron suficientes para detener el celo de los dos ilustres hermanos. El mundo se esforzará por hacer fracasar todo lo que emprendáis por amor a Dios; pero no os dejéis abatir: avanzad, Dios os hará triunfar contra todos los obstáculos.
No busquemos agradar a los hombres, alegrémonos más bien de disgustar a
aquellos a quienes Dios mismo ha disgustado. (San Paulino).
El desprecio del mundo
Orad
por la conversión de la India.
ORACIÓN
Oh Dios, que os servisteis de los bienaventurados
apóstoles Simón y Judas Tadeo para conducirnos al conocimiento de vuestro santo Nombre, haced que
celebremos su gloria eterna avanzando en la virtud,
y que avancemos en la virtud celebrando su gloria. Por
J. C. N. S. Amén.
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