El
Papa San Hormisdas envió a este santo prelado,
con otros legados, ante el emperador Justino el año 519, con la misión de
convencer a los bizantinos para que pusiesen fin al "cisma acaciano" que había
durado ya treinta y cinco años. La embajada tuvo éxito, y se firmó la famosa "Fórmula"
de Hormisdas. Gregorio el Grande afirma, en base a la autoridad de "sus
mayores", que mucho después de la muerte del diácono romano Pascacio, San
Germán le vio todavía en el purgatorio, porque se había unido al
cisma que organizó Lorenzo contra el Papa San Símaco; Pascasio expiaba
su culpa al prestar servicio a los que acudían a las fuentes de aguas
termales, a las que San Germán tuvo que ir por motivos de salud. Pocos
días después, Pascasio salió del purgatorio gracias a las oraciones
de Germán. Este fue amigo personal de San Benito; San Gregorio cuenta
que hallándose San Benito en Monte Casino, vio a los ángeles llevar a
la felicidad eterna el alma de San Germán, cuya muerte ocurrió el año
540.