Los júbilos eternos son la recompensa del llanto
que San Hugo vertía oyendo las confesiones de sus penitentes. Fue obispo de
Grenoble durante 52 años, y cumplió sus deberes con celo cada vez mayor. Por
espacio de treinta años soportó con paciencia una dolorosa enfermedad; durante
cuarenta años resistió al demonio que le sugería blasfemias contra Dios. Tuvo
la dicha de recibir en su diócesis a San Bruno y a sus compañeros, y de
visitarlos con frecuencia en el yermo de la Cartuja. Murió el 1º de abril de
1132, próximo a los 80 años de
edad.
MEDITACIÓN
ACERCA DEL MODO
DE GOBERNAR LOS OJOS
I. Pon los ojos en las miserias de esta vida: mira
cuántos pobres, cuántos enfermos, cuántas personas afligidas; a la
vista de tantos sufrimientos, te conmoverás y exclamarás: ¿Qué hice
yo, oh Dios amabilísimo, para ser preservado de estas aflicciones?
Agradece a Dios esta merced; humíllate viendo que no puedes o que no
quieres soportar nada, mientras tantas otras personas sufren tan crueles
dolores.
II. Mira a los que el mundo llama dichosos,
a los que, reuniendo en sí los bienes de la naturaleza y de la
fortuna, parece estuvieran a cubierto de toda miseria común al resto de
los mortales. Cuando hayas considerado a estos favoritos del mundo,
pregúntate
a ti mismo: ¿Cuánto durará esta aparente felicidad? ¿Cuántas penas,
deseos, remordimientos de conciencia, aprensiones terribles, acompañan a
estas riquezas y a estos placeres? ¡Ah! ¡cuántas miserias y tristezas
se esconden bajo el oro y la púrpura! Brillan por afuera, por adentro
no son sino miseria.
(Séneca).
III. Cuando te tiente el espíritu de orgullo,
mira la tierra, y di en ti mismo: ¿De qué te enorgulleces tú, que
pronto estarás encerrado en una tumba y serás pisado por los transeúntes?
Si estás afligido, mira el cielo, anímate y di: ¡Ah! esta vida no durará
siempre, iré al cielo, donde Dios enjugará mis lágrimas y calmará mis
penas. Busquemos, amemos ardientemente los bienes que permanecen para
los que los hallaron, que no pueden ser arrebatados a los que los adquirieron.
(San Gregorio).
La modestia
Orad por Por los que se hallan
en pecado mortal.
ORACIÓN
Oh Dios omnipotente, haced
que la augusta solemnidad del bienaventurado Hugo, vuestro confesor y pontífice,
aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación.
Por J. C. N. S. Amén.
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