San Vicente Ferrer, religioso de la orden de
Santo Domingo, convirtió por sus predicaciones a un gran número de judíos y
de infieles, y movió a vida cristiana a una multitud de cristianos relajados.
De ordinario predicaba sobre la penitencia, sobre la Pasión de Jesucristo, el
infierno y el juicio. Hacíalo con tanta fuerza y unción, que él mismo
lloraba, y sus oyentes, deshechos en lágrimas, no pocas veces hasta en público
confesaban sus pecados. Fustigaba sin miedo las malas costumbres. Se dice que el
santo regalaba un frasquito con agua bendita a las señoras con problemas con
sus maridos y recomendaba: “Cuando su esposo empiece a insultarle, tome el
agua y no se la pase mientras el otro no deje de ofenderla.” Práctico y
eficaz consejo. Murió en el año 1419. Adoptemos desde hoy la costumbre de
rociar la cama por la noche con agua bendita, que, según Santa Teresa de Ávila,
es la manera más eficaz de alejar los demonios.
MEDITACIÓN
SOBRE EL JUICIO FINAL
I. Todo lo que concierne al juicio final será terrible. Lo precederán señales espantosas: el sol
sangrará, abrasaráse
el aire, se agitará el mar con vio lenta tempestad, vacilará la tierra sobre
su eje; el hambre, la guerra, la peste desolarán la tierra. El Anticristo
perseguirá a los fieles con tanta crueldad y refinamiento que apenas si los
elegidos podrán resistir a sus tentaciones. Yo creo, Señor, que oiré las
terríficas trompetas que me convocarán para dar cuenta de mi vida. Si te sientes movido a
cometer un
pecado, piensa en este juicio tremendo para todos. (San Basillo).
II. Imagina a todos los pueblos de la tierra
congregados en el valle de Josafat, y a Jesucristo que desciende del cielo,
seguido de toda la corte celestial, para juzgar al mundo. A su diestra estarán
los elegidos acompañados de los ángeles buenos, a su siniestra los réprobos
rodeados de una multitud de demonios. Un día estaré en ese valle. ¿Y en qué
estado será? Lo ignoro; ignoro si seré colocado a la derecha o a la izquierda,
¡Y vivo ahora en medio de placeres, como si nada debiese temer!
III. Entra en el
sentimiento de los elegidos: ¿qué dirán en ese momento? ¿Se arrepentirán de
haber despreciado al mundo y mortificado sus cuerpos? ¿Cuáles serán los
sentimientos de los réprobos, viéndose a punto de ser condenados? He ahí, ex
clamarán, hablando de los elegidos, aquellos de quienes nos burlamos; los tratamos de insensatos,
des
preciamos su vida oscura. Y ahora, helos ahí, ele vados a la dignidad de
hijos de Dios, copartícipes de los santos. Nosotros nos apartamos del camino de
la verdad; no brilló para nosotros la luz de la justicia, para nosotros no salió
el sol de la inteligencia. ¡Qué triste será ver a Dios y perderlo,
perecer a vista del Redentor! (San Euquerio).
El pensamiento del juicio
Orad por los predicadores.
ORACIÓN
Señor, que os
dignasteis ilustrar a vuestra Iglesia por los méritos y predicaciones del
bienaventurado Vicente, vuestro confesor, acordad, a vuestros siervos la
gracia de ser instruidos por sus ejemplos, y de ser librados, por su protección,
de toda adversidad.
Por J. C. N. S.
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