Santa Casilda llevaba
comida a los cristianos que el rey, su padre, tenía prisioneros. Un día la
encontró
camino de la prisión, y le preguntó qué llevaba. Rosas, respondió Casilda y,
extendiendo su delantal, aparecieron en él, en vez de alimento, hermosísimas rosas. Consiguió de su padre que la llevaran a
tomar baños en el lago San
Vicente, para curarse de una enfermedad que padecía, e hizo edificar, a
orillas de este lago, una ermita en la que pasó el resto de sus días. Murió
hacia el año 1050.
MEDITACIÓN
HEMOS DE AMAR AL PRÓJIMO
COMO JESUCRISTO
NOS AMÓ A NOSOTROS
I.
Jesús nos ama más que a todas las otras creaturas, porque para salvarnos hizo lo que no
hubiera
hecho para impedir la ruina del cielo y de la tierra. Del mismo modo, ama a tu
prójimo más que a tus riquezas, más que a tus placeres, más que a tus
intereses; sacrifica todo lo que poseas para aliviar sus penas y proveer a sus
necesidades. ¿Es esto lo que has
hecho hasta ahora?
II. Jesucristo nos ha amado aun cuando más cruelmente lo ultrajábamos:
sigamos su ejemplo y amemos a los que nos aborrecen y nos hacen mal. Fácil es
amar a los que nos hacen bien; nos inclina a ello la naturaleza, nos invita el
interés, en fin, los mismos paganos nos dan ejemplo. Pero es patrimonio sólo
del cristiano amar a los enemigos, amarlos porque Jesucristo lo manda. Examina
el fondo de tu corazón: ¿amas sinceramente a los que te han disgustado?
III. Jesucristo nos amó a fin de salvar nuestras
almas; nos testimonió su amor enseñándonos el camino de la salvación y
andando por él antes que nosotros. Haz lo mismo con tu prójimo según tus
fuerzas. Es el mayor servicio que puedes prestarle, y el mayor gusto que puedes
dar a Jesucristo. Saca a ese pecador de las ocasiones peligrosas, instrúyelo,
aconséjalo, ruega a Dios por él. ¡Qué feliz serías si, a costa de todos tus
bienes y de tu vida misma, pudieses ganar para Jesucristo un alma redimida por
el precio de su sangre! Se obró esta redención a precio tan elevado, que
parece que el hombre vale tanto como Dios. (San Hilario de Arlés).
El celo por la salvación de las almas
Orad
por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Escuchadnos, oh
Dios Salvador nuestro, y haced que la fiesta de Santa Casilda, al tiempo que
regocija nuestra alma la enriquezca de sentimientos de tierna devoción. Por J. C. N. S.
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