Los "Diálogos" de San Gregorio y
algunos martirologios ponen a San Zenón en el número de los mártires, pero
San Ambrosio, que fue contemporáneo suyo, en una carta dirigida a su sucesor
Siagrio, habla de la apacible muerte del santo. Pero, aunque hubiese muerto en
paz, San Zenón puede considerarse como mártir, por lo que tuvo que sufrir en
las persecuciones de Constancia, Juliano y Valente.
De un panegírico que San Zenón pronunció sobre San Arcadio, mártir
de la Mauretania, se desprende que nació en Africa. El excelente latín de sus
escritos y las frecuentes citas de Virgilio, prueban que conocía muy bien a los
clásicos.
Según parece, fue hecho obispo de Verona el año 362. En sus tratados, que son
breves sermones de estilo familiar, hay muchos detalles interesantes sobre el
santo y su diócesis.
Así, sabemos que todos los años bautizaba a muchos paganos, y que
luchó con celo y éxito contra los arrianos, a los que había favorecido mucho
el emperador Constancio. El gran número de conversiones de herejes y gentiles
que consiguió, le obligó a construir una gran basílica. Los habitantes de
Verona contribuyeron generosamente. Por lo demás, la liberalidad de los
veroneses era proverbial: todas las casas de la ciudad estaban abiertas a los
extranjeros; los pobres apenas tenían tiempo de manifestar sus necesidades,
pues al punto encontraban quien les socorriese. San Zenón felicitó a su grey
por acumular en esa forma un tesoro en el cielo. Después de la batalla de
Adrianópolis, en 378, cuando los godos derrotaron a Valente e hicieron una
terrible matanza, los bárbaros tomaron muchos prisioneros de las provincias de
Iliria y Tracia. Según parece, en esa ocasión los veroneses rescataron de la
esclavitud, de la muerte o de los trabajos forzados a un gran número de
prisioneros.
Aunque esto ocurrió probablemente después de la muerte de San Zenón,
el desinterés de sus compatriotas se inspiraba sin duda en el ejemplo de su
celo.
San Zenón vivía en gran pobreza. Con frecuencia habla en sus sermones de la
formación de su clero y de los regalos que sus hermanos en el sacerdocio recibían
en Pascua. También hace alusión a las ordenaciones que llevaba a cabo en el
tiempo pascual y a la solemne reconciliación de los penitentes, que tenía
lugar en Semana Santa. San Ambrosio cuenta que San Zenón había formado en
Verona un cuerpo de religiosas que vivían en sus casas y consagraban su
virginidad a Dios.
El santo obispo fundó y dirigió también un convento, de
religiosas propiamente dicho, antes de que San Ambrosio hiciese lo propio en Milán.
El celoso obispo condenó los escandalosos abusos que se cometían en el "ágape"
o fiesta del amor, así como la costumbre de interrumpir las misas de difuntos
con lamentaciones. Los sermones del santo conservan el recuerdo de muchas
costumbres de la época.
Según parece, por lo menos en Verona, se practicaba todavía el
bautismo de inmersión, pero se calentaba previamente el agua. San Zenón es el
único escritor que menciona la costumbre de dar medallas a los bautizados.
San Gregorio el Grande cuenta un notable milagro ocurrido dos siglos después de
la muerte de San Zenón, tal como se lo había relatado uno de los testigos
presenciales, Juan el Patricio.
El año 598, el río Adige amenazaba inundar la ciudad de Verona.
El pueblo se refugió en la iglesia de un santo obispo y patrón para protegerse
de la inundación; aunque las aguas llegaron hasta la altura de los ventanales,
no penetraron en la iglesia. El pueblo permaneció ahí, orando, no hicieron
sino aumentar el prestigio del santo. Durante el reinado de Pepino, hijo
de Carlomagno, se construyó una iglesia; las reliquias de San Zenón
se conservan todavía en una de las capillas de la cripta.
Se suele representar a San Zenón con un caña de la que cuelga un
pescado; se trata de un símbolo de la tradición, según la cual, el santo
acostumbraba pescar en el Adige, aunque el pescado puede también representar el
bautismo.
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