Tanta era la humildad de San León IX, que confesó públicamente sus pecados para convencer de su indignidad a los que querían
elevarlo al sumo pontificado. El efecto fue contrario al que esperaba: se
confirmó su elección. Cumplió los deberes de su cargo con celo infatigable y
una dulzura que nunca desmintió. Cuando reprendía a alguien por sus faltas,
la abundancia de sus lágrimas probaba cuánto compadecía su corazón las
miserias de su prójimo. A punto de morir y después de haber recibido la
Extremaunción, se hizo llevar ante el altar de San Pedro y rezó allí una
hora. Vuelto después al lecho, oyó misa, recibió el Santo Viático y entregó
su espíritu. Era el 19 de abril de 1054.
MEDITACIÓN DE CÓMO
ADVERTIR AL PRÓJIMO
SOBRE SUS FALTAS
I. Estás obligado a advertir caritativamente a tu
prójimo sus defectos. Si eres su superior, el deber de tu cargo te impone esta
obligación; si eres su amigo, la amistad te concede esta libertad; si
adviertes a tu hermano, él se corregirá, y tú habrás ganado su alma
para Dios. ¿Puedes hacerle mayor servicio? Si descuidas hacerlo, te expones a
dejarlo vivir y morir en su crimen, cuando hubieras podido prevenir a ese desventurado.
Y tú, ¿cómo recibes las advertencias de tus superiores?
II. Aunque fastidies
al amigo advirtiéndole sus faltas no lo dejes de hacer: es tu deber. Acaso ten
gas una opinión demasiado mala de él y es más humilde de lo que piensas.
Después de todo, ese pecador es un enfermo a quien se aplican remedios aunque
no lo quiera; cuando se cure te agradecerá el servicio que le hiciste. Si él
falta a su deber, tú no faltes al tuyo. Considera las obligaciones que pesan
sobre ti y no tengas en cuenta a las personas. No perdones a tu prójimo,
cuando se trata de salvar su alma. (San Jerónimo).
III. Pero, si hay motivo para creer que tu
advertencia será más bien dañosa que útil, con razón la omitirás o
dilatarás para mejor ocasión. A menudo la manera de hacer a alguien
incorregible es advertirle sus faltas inoportunamente. Según el refrán
popular, hay que dorarle la píldora al enfermo, para que la acepte. ¿Quieres
corregir a tu hermano? Ad viértele, llora y reza a Dios; reprende entonces a
tu hermano, exhórtale, dale buenos consejos, demuéstrale mucha amistad a ese
pobre pecador. (San Juan Crisóstomo).
La caridad
Orad por
los que están
en estado de pecado mortal.
ORACIÓN
Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro
rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo
Pontífice León, a quien habéis constituido pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.
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