San Teótimo honró a Dios entre los pueblos bárbaros de la Escitia, a los cuales instruía en la fe, tanto por medio de
conversaciones piadosas cuanto por sus predicaciones. Un bárbaro alzó la mano
para apoderarse de él y quedó inmóvil en el aire hasta que el Santo hubo
hecho oración por él. Esos pueblos, asombrados por su extraordinaria
abstinencia, por su dulzura, por su caridad y milagros, llamábanle dios de los
romanos. Murió hacia el año 403.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS CAUSAS DE NUESTRO
RELAJAMIENTO EN LA VIRTUD
I. Tengamos cuidado de no relajar nuestro fervor en el servicio de Dios. Dios, a quien servimos, es constante e
inmutable; es siempre el mismo, no amengua su amor por nosotros; imitemos esta
constancia. Repasemos en nuestro espíritu los años transcurridos: ¿no
hemos sido antes más fervientes que
ahora? Acuérdate de dónde has caído. Haz tus primeras obras, no sea que
otro reciba tu corona. (Apocalipsis).
II. Nuestra relajación tiene, de ordinario, dos causas: la
primera, es una excesiva confianza en nuestras buenas obras pasadas. Una vez
que hemos confesado los pecados que nos hacían temer el
infierno,
ya pensamos que podemos vivir seguros. Mas, ¡cuán infundada es nuestra
confianza! Aun en el caso de que estuvieras seguro de estar en gracia de Dios,
¿quién te asegura que perseverarás en ella hasta la muerte? Tiembla, y
trabaja seriamente en tu salvación. El demonio inspira la tranquilidad a fin
de que las al mas se pierdan más fácilmente. (San Euquerio).
III. La otra causa
de relajamiento en el servicio de Dios es que nos cansamos en el camino de la
virtud: las austeridades, las mortificaciones, y esta vida que contraría
enteramente a la naturaleza, disgustan al cuerpo. Sublévase el espíritu al
pensamiento de una penitencia de acaso cuarenta y cincuenta años. Mas, ¿quién
te ha prometido ni siquiera un día de vida? No pienses sino en el día en que
vives, en la acción que ejecutas al presente. Hazla bien, y no te atormentes
de gusto por un porvenir incierto. Pasemos santamente el tiempo de nuestra
vida, ya que tan rápidamente se desliza. Nuestros días pasan veloces;
plegue a Dios que pasen bien. (San Cesáreo).
El fervor
Orad por
el aumento de la virtud
ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado
Teótimo, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de
devoción y el deseo de la salvación.
Por J. C. N. S.
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