San
Marcos, discípulo e intérprete de San Pedro, escribió el evangelio a ruego de
los fieles de Roma y según las enseñanzas que poseía de San Pedro en persona.
Lo aprobó éste y ordenó su lectura en las iglesias. Llevando, pues, su
evangelio, partió San Marcos para Egipto, y fue el primero que anunció a
Jesucristo en la ciudad de Alejandría, donde fundó una de las iglesias que más
florecieron. Fue martirizado el día de Pascua, mientras celebraba el Santo
Sacrificio de la misa. Algunos días antes un ángel le había mostrado su
nombre escrito en el libro de la vida. Acaeció su muerte alrededor del año 74
de la era cristiana.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS
LAS MÁXIMAS DEL
EVANGELIO
y LAS MÁXIMAS DEL MUNDO
I. El
Evangelio es el testamento de Jesucristo, el documento auténtico en el que nos
manifiesta su voluntad. Nos instituye sus herederos, a condición de que
cumplamos fielmente sus mandamientos. Leamos, pues, el Evangelio, no sea que
los olvidemos. Meditemos las verdades eternas que contiene; una sola, bien
comprendida, bastaría para nuestra santificación.
II. El mundo también
tiene su evangelio, completamente opuesto al de Jesucristo. El Señor nos
ordena despreciar las riquezas y llevar nuestra cruz, y perdonar a nuestros
enemigos; el mundo aconseja buscar las riquezas, huir de la cruz, y vengarse de
los enemigos. Cristo recomienda la humildad y la mortificación; el mundo,
buscar los honores y los placeres. Examina qué espíritu te guía: ¿es el de
Jesucristo o el del mundo?
III. No trates de
convencerte de que los preceptos del Evangelio son para religiosos y no para
laicos. No hay dos Evangelios como no hay dos paraísos, uno de los cuales
estaría destinado para los religiosos que hacen penitencia, y el otro para los
seglares que no hacen nada para salvarse. Dios en su Evangelio habla para todos
los cristianos; cuando manda algo, todos están obligados a obedecerle. Aun
debieras observar todos sus consejos, en la medida en que te sea posible, porque
sería despreciar a Dios no seguir sus advertencias. Mas, ¡ay! los cristianos de
nuestro tiempo se contentan con creer en el Evangelio, sin tomarse el trabajo
de practicarlo. Siempre tienen el Evangelio en los labios, y su vida está en
completo desacuerdo con el Evangelio. (San Cipriano).
La fe
Orad por
la conversión de África.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis
honrado a San Marcos con el ministerio de la predicación del Evangelio, haced
que siempre saquemos fruto de sus enseñanzas y que nos proteja con sus
oraciones. Por J. C. N. S.
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